El “Juego de Marisela”
se escenifica en “los velorios de cruz”; en su interpretación musical lo
titulan: Golpe de Marisela (Tono de juguete). El cantor
portugueseño Vidal Colmenares, dejó testimonio grabado con Los Cabestreros de Guanarito, en el Centro de la Diversidad
Cultural de Caracas, año 2010. En ella apreciamos, que se ejecuta con bandola
llanera, cuatro, bajo y maracas. Cantada a dos voces, en estilo de contrapunteo (Vidal Colmenares y Luis
Camacho).
Está ejecutado en ritmo de Galerón llanero y en tonalidad mayor (Re), la forma de la Porfía es de Canto trasverso, -a excepción de la estrofa de inicio- también
denominado ‘canto coleado’ por retruécano, que consiste en que los dos versos
finales del proponente los repite el otro cantante en forma invertida:
Voz 1: Marisela se perdió la madre la anda
buscando / quién ha visto a Marisela, en los Fandangos bailando
Voz 2: Por aquella loma arriba yo la vide que venía / y el que no baile con
ella tiene la prenda perdía.
Voz 1: Tiene la prenda perdía el que no baile
con ella / yo no bailo ni que tenga en el cuerpo una botella.
Voz 2: En el cuerpo una botella yo no bailo ni
que tenga / ninguno me obliga a hacer, lo que a mí no me convenga…
El Joropo Central es propio de los estados
Miranda, Aragua, Distrito Capital y partes de Carabobo y Guárico en Venezuela,
podemos considerarlo como “el más singular dada su gran elaboración y
particularidad tímbrica. En su ejecución, una persona hace de arpista, mientras
otra canta y toca las maracas”. Veamos una definición de la Revuelta, que nos
sirva para rastrear nuestra marisela:
Una forma distintiva del joropo central es la
revuelta, pieza que usualmente inicia el baile en las fiestas y consta de una
serie de danzas encadenadas y sin interrupción que forman una secuencia cuya
intensidad crece hacia el final. Se compone de cuatro partes o secciones
básicas que van enlazadas entre sí: pasaje (en tono mayor o menor), yaguaso
(pato silvestre), donde el cantador luce sus dotes de improvisador, guabina
(pez de río), canción de desarrollo armónico fijo, y marisela (o maricela),
sección instrumental donde se aprovechan todos los registros del arpa. La
marisela, a su vez, suele terminar con una pequeña coda, que anuncia el final
de la pieza, denominada llamada del mono. (Ortiz, 2003).
Fernando
Guerrero también nos da una reseña de la marisela
en este sentido, pero añadiendo detalles de la técnica empleada en su
ejecución: “es la parte más lucida para el arpista, constituye un “registro”
del instrumento y una demostración del intérprete, exhibiendo “bajeo”,
variaciones, cambio de tonalidad…”[2]
Observó
Peñín que la composición La Maricela,
de Díaz Peña, aunque datada de 1877, al menos su nombre, proviene de mucho
antes:
Debemos hacer notar que el término maricela
aparece ya en La Gazeta de Caracas
del 18 de junio de 1811 refiriéndose a un oficio de San Fernando de Apure del 8
de mayo de ese año en los siguientes términos: “…posterior a esto se animó un
coro general de galerón, maricela, zapa, yuca, huerfanita y otros ingenios
cantos del país”[3].
En
1876 llega al país procedente de Alemania, el Doctor Carl Sachs (1853-1878), en
noviembre de ese año se instala en la ciudad de Calabozo para realizar estudios
sobre el “temblador” –anguila eléctrica- y otras especies de nuestros ríos, como
el caribe o “piraña”. Al asistir a un “baile de joropo”, el viajero nos deja impresiones
dignas de revisar:
El baile es de carácter tranquilo y suavemente
arrullador. Pero causa una impresión de osadía y vivacidad por las parejas que
no se mueven siguiendo una fila en contorno, sino meciéndose en vueltas sin
orden, e igualmente por la música característica y por el penetrante ruido de
las maracas. Se distinguen diferentes clases de baile: joropo, fandango,
galerón, maricela, zapa y cachucha; pero todas son de carácter muy semejante[4]. (Peñín, 2002)
La Maricela de
Sebastián Díaz Peña, inspirada (o “calcada”) de la parte más brillante del arpa
en la revuelta tuyera, a su vez,
sirvió de inspiración (o también de calco) para obras de otros reconocidos
compositores venezolanos, tales como: Ramón y Gabriel Montero, pertenecientes a
una amplia familia de músicos:
Entre las curiosidades que rondan el tema
tratado, hay que señalar la coincidencia exacta entre la sección de la Maricela que Sebastián Díaz Peña señala
como Canto y un manuscrito que reposa
en Biblioteca Nacional titulado El Joropo,
que lleva en la portada la firma de otro músico venezolano, Ramón Montero. Al
lado de la firma aparece escrito a tinta, 1879. (Peñín)
Pedro Elías Gutiérrez, conocido autor de la música de la zarzuela
“Alma Llanera” –sobre textos de Rafael Bolívar Coronado-, también ‘llevó lo
suyo’ por recurrir al ya trajinado “calco” expresado en el periódico La Opinión Nacional de 1877. Veamos otra
vez lo que advierte Peñín: “no faltaron voces que lo tildaron de plagio por el
hecho de coincidir sus primeros compases con la parte también del Aire de valse de la Maricela de Díaz Peña”.
Por
último, se nos presenta Marisela, en una hermosa forma musical y manifestación
popular que se fomenta por los valles de Orituco del estado Guárico y sus
adyacencias: “La Marisela” junto con su hermana “la Guaraña”. La ‘Parranda’ consiste
en una pieza musical que representa, de forma jocosa, el momento de entrada del
grupo que la interpreta en las casas que visitan en sus recorridos tipo
comparsa. El canto simboliza un saludo, un permiso y una conquista. Es una
ejecución alegre y entusiasta. Se dice que no existe guaraña sin marisela ni marisela sin guaraña. Los versos suelen ser improvisados, se cree que repetir
alguno trae mala suerte.
Esta parranda, compuesta por un muy variable
número de individuos, los cuales interpretan piezas musicales de ritmo muy
peculiar, llamadas “Cantos de Negros”. La diferencia entre los dos cantos -guaraña y marisela-, obedece casi por completo a su aspecto lírico, ya que en
el musical son bastante similares.
Tanto la Marisela
como la Guaraña, se tocan en tiempos
binarios. Con la primera se entra y con la segunda se sale. Así reza el refrán;
así se hace en la práctica. Con la Marisela
se pide abrir la puerta, si está cerrada; o se solicita el permiso para pasar
si está abierta. Con la Marisela se
saluda al “cabeza de familia” y se halaga a la dueña de casa; se florea a la
joven que engalana el hogar y se loa al resto de los presentes:
En los valles de Altagracia / se canta la
marisela / y junto con los muchachos / los negros forman rochela.
Marisela de saludo / guaraña pa’ despedí / y en
el Valle de Orituco / fue que yo me la aprendí.
Marisela, juego y
baile en los velorios de santos; marisela,
“canto del arpa”; marisela, parte
virtuosa del arpista en la revuelta; maricela,
joropo de salón en el piano y “alma llanera” en las retretas. Marisela, “parranda de negros”, “negros pintaos”,
“negros de plaza”, que conjuntamente con la Guaraña,
enciende las calles de Orituco y El Guapo, alborotando el pueblo con sus
jolgorios y vistosos gorros.
Marisela,
nombre bonito de joropo, que nos escobillea
en el alma.
Alexander Lugo Rodríguez, 16 de abril de 2023