miércoles, 15 de septiembre de 2021

¡QUÉ ONDA ALDEMARO! (2da. parte) Por Alexander Lugo

 


Considerado con mucha justicia como “el músico más completo, más polifacético, más innovador y de mayor talento que ha tenido Venezuela”, graba a mediados del año 2006 lo que sería su último álbum: “Aldemaro Romero y su música”. Allí interpretó sus canciones junto a reconocidos músicos como Rafael “Pollo” Brito, Saúl Vera, Alfredo Naranjo, entre otros. Su comprensión de la música tradicional de Venezuela y su aguda percepción de los estilos y formas de la música académica “clásica”, le permitieron transitar libremente entre lo popular y lo erudito, conectar lo local con lo global y asimilar elementos internacionales dentro de la tradición.

Fue un gran artista que supo poner en diálogo las confluencias musicales y culturales que encontró a lo largo de su vida, partiendo de elementos profundamente arraigados en las tradiciones populares como el joropo, el vals o la gaita zuliana, aprovechando los recursos armónicos, rítmicos, melódicos, tímbricos y formales,  pero en una nueva dimensión.

Su decisión por la “música práctica”, la que se aprende y se hace en el devenir de la vida misma, lo ubica frente a circunstancias y dinámicas relevantes de la música popular en Latinoamérica. Estuvo en contacto con la Bossa Nova del Brasil, las transformaciones del Tango argentino, las músicas afrocubanas; en estrecha relación con el jazz, el flamenco, y otras propuestas urbanas de diferentes culturas.

Si la búsqueda por los caminos de la canción popular era uno de sus mayores empeños, también en el registro académico sus búsquedas no han sido menores. Escuchar, por ejemplo, la Fuga con Pajarillo es toda una experiencia de cómo confluyen generosamente los estilos festivos de la música popular y los rigurosos de la academia en una inspiración y creatividad sin límites. Qué nos dice el propio Aldemaro de su famosa obra:

“La que me ha dado más satisfacciones es la Fuga con Pajarillo, porque es la que más se toca en el mundo entero, en un montón de países y en un montón de ciudades y las tocan gente que yo ni siquiera sé quiénes son, ni les he mandado yo esa música… Gustavo Dudamel, bueno ese es el director que está dando la hora… en el programa incluyó La Fuga con Pajarillo, que yo, a instancia de José Antonio Abreu la orquesté para orquesta sinfónica…”.

A este respecto apunta el célebre director barquisimetano Gustavo Dudamel:

“La Fuga con Pajarillo marcó en Bamberg. Es una pieza que contiene todo, es difícil técnicamente, es extremadamente rica musicalmente, y además que, bueno, ¡más venezolana no puede ser!”. Dudamel describe, en trazos muy emotivos, su contacto con el maestro:

“Cada vez que hablo con él, y él comparte conmigo…, que me diga algo de sus piezas, que me diga: ‘mira esto aquí así’, es como si yo estuviese dirigiendo La Novena Sinfonía de Beethoven y Beethoven me estuviera diciendo: mira Gustavo, aquí quiero esto, o sea que es una cosa que de verdad… es un momento único en mi vida”.

La Fuga con Pajarillo fue escrita originalmente para orquesta de cuerdas, y desde su estreno ha resultado un éxito en todos los escenarios donde se escucha. El director –también larense- Rodolfo Saglimbeni, nos da el siguiente relato de la disciplina compositiva de Aldemaro:

“Recuerdo que una vez le comenté que la Fuga con Pajarillo era la obra de él más tocada en todo el mundo, le dije que, como era sólo para cuerdas, debería componer un gran pajarillo para Orquesta Sinfónica, donde no solamente sean las cuerdas. No habían pasado diez días cuando aterrizó en mi escritorio la Tocata Baquiana y el Gran Pajarillo Aldemaroso; eso no tiene palabras. Esa disciplina no tiene palabras, esa es una de las piezas centrales que tocaremos en nuestra gira a Alemania. La ha dirigido Gustavo Dudamel en Europa, lo mismo sucedió con la Fuga con Pajarillo”.

Aldemaro desde muy joven supo aprovechar los conocimientos y nutrirse de encuentros e intercambios con gente muy culta, no solamente a nivel musical. Saglimbeni nos habla de esta característica del maestro para estar siempre alerta y dispuesto al aprendizaje:

Yo le dije que me contara esos momentos en el hotel Majestic, cuando él tocaba allí, y le preguntaba qué era lo que más disfrutaba de esa época y él me dijo ‘que cuando no tocaba’. Pero ¿cómo? le dije, y me dice que él se acercaba a una mesa y ahí estaban Mariano Picón Salas y Andrés Eloy Blanco, él trataba de escuchar y meterse en la conversación. Tendría unos 18 o 20 años. Viniendo de un estrato bajo fue una persona que se codeó con presidentes, con princesas, con grandes escritores, con grandes músicos”.

Pocos años antes de morir, nos dejó el siguiente testimonio:

“Yo tengo 76 años de edad, nací en 1928 y no he sido rico pero he vivido como tal, porque conozco el mundo entero…, he disfrutado mucho de la vida, he tenido los mejores automóviles, he salido a fiestear con las mujeres más bellas. Ahora estoy condensado en mis amores de ese tipo a mi mujer que es un ángel, a quien adoro y que es responsable por mi felicidad actual. Yo si me muero ahora me muero feliz y en gran parte se lo debo a ella... La tengo a ella como inspiración y tengo mi habilidad que todavía oigo, todavía veo y todavía puedo escribir. Generalmente me despierto a las tres, tres y media de la mañana… y como a esa hora no hay nada más que hacer, me pongo a escribir música”.

Y nos dejó abundante música para todos los gustos, obras que –muchas de ellas- aún están por descubrirse y que esperan inquietas por saltar del pentagrama a danzar eufóricas en su honor. Tomó Aldemaro lo mejor de la esencia de la música venezolana y creó un lenguaje propio, rico y dinámico, que es motivo de inspiración para una cantidad de músicos y agrupaciones.

En la última época de su vida se centró en la música académica y escribió con dedicación hasta el último momento de su aliento, el cual se extinguió, tal día como hoy, en la mañana del 15 de septiembre de 2007.

Por deseo expreso, sus cenizas fueron esparcidas en el Lago di Como, al norte de Italia.

¡Gracias por tanto, Maestro!

 

Alexander Lugo Rodríguez

En la madrugada del 15 de septiembre de 2021









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