domingo, 18 de febrero de 2024

Gracias a la Providencia: “Gran Misión Viva Venezuela”. Por Alexander Lugo

 




“Creo en los Poderes Creadores del Pueblo”

Aquiles Nazoa


El viernes 16 de febrero se llevó a cabo el lanzamiento de “La Gran Misión Viva Venezuela”. Fue un evento lleno de vistosidad colorida, música sentida, danza explosiva y tradiciones de honda raigambre popular.

 

Desde antes de las 10:00 am se comenzaron a congregar en los alrededores de la plaza de “Los Museos” en Los Caobos y en todas las adyacencias del Teatro Teresa Carreño, multitud de gente venida de distintos puntos de la geografía nacional, con sus trajes, máscaras, tambores, cordófonos y cantos.

 

Ya de por sí, los que estábamos allí desde temprano, nos fuimos llenando de la energía y magia de la música, cantos y rituales de nuestra tierra, puesto que la gente no se limitó a esperar largamente en las colas (más de 3 horas para empezar a moverse) sino que todo era un conglomerado de giros melódicos, sones y golpes de tambores. Había mucha alegría y un especial entusiasmo que contagiaba e hizo cortas las horas de espera. Todo mezclado y simultáneo, pero por momentos con un sentido de diálogo y verdadero intercambio de saberes, sonidos y calor humano.

 

Yo inconscientemente “recordé” un evento que marcó un antes y un después en nuestra historia y en el conocimiento de la espiritualidad de nuestras tradiciones. En otro febrero, en ocasión de la toma de posesión del Presidente Rómulo Gallegos, se le encargó a Juan Liscano la “Puesta en escena” en la Plaza de Toros del “Nuevo Circo” de Caracas para este importante acto. Liscano, junto a un grupo de destacados investigadores de nuestras tradiciones, colmó “El Nuevo Circo” de música y danzas tradicionales venezolanas, y por primera vez se veía en Caracas, la riqueza de su diversidad cultural expresada por sus propios cultores; y se encontraban ellos mismo atónitos con el sentir y hacer cultural de cada pueblo. Corría el año de 1948, y mi madre contaba tres años de edad, allá en las sabanas de Guanipa al sur del estado Anzoátegui.

 

Al ingresar por fin a la Sala Ríos Reyna la emoción continuó en aumento y se ubicaron en espacios bien demarcados, los Zaragozas de Sanare, los Giros de San Benito del Sur del Lago de Maracaibo, los Tamunangueros de El Tocuyo, los Joroperos de Guárico o los Boleros de Caucagua, entre muchos, por nombrar solo a los que tenía más cercanos a mi ubicación. Las caras eran de emoción, mucha gente del trajinar diario de la cultura entre el público, célebres cantores, bailadores emblemáticos, constructores de instrumentos, declamadores y galeronistas, investigadores y docentes y también gerentes culturales y gente del mundo político.

 

Ya en la tarima se preparaban los músicos para dar inicio al acto. Dirigidos por Javier Marín, cuatro en mano, se rodeaba de importantes músicos y cantores, que interpretarían una gama de géneros y expresiones de nuestra riqueza musical.

 

Pasada las cuatro de la tarde, con el arribo del Presidente de la República, se dio inicio al esperado acto: el lanzamiento de “La gran misión viva Venezuela”. Este comenzó con una escenificación de El Papagayo con los actores del grupo de Teatro César Rengifo, Los cuales terminaron entonando la canción El Papagayo popularizada por el afamado grupo Serenata Guayanesa con autoría de Iván Pérez Rossi.

 

Luego se continuó con cinco cantos “a capella”: Elena Gil con un Canto Indígena, inmediatamente Vidal Colmenares entonó un Canto de Arreo del llano venezolano y prosiguió Daisy Gutiérrez con un Canto de Pilón del estado Sucre conjuntamente con la cultora Paula Nuñez. Luego vino la explosiva entrada de Francisco Pacheco cantando una Sirena, de Cata estado Aragua. La emoción subió al máximo y se alborotó el teatro y explotó en aplausos a la entrada de Fabiola José, Ana Cecilia Loyo y Amaranta Pérez entonando a tres voces un Canto de Lavanderas. Se trató de Cantos de Faena de diferentes zonas de nuestra Venezuela.

 

Luego apareció en escena el joven cuatrista Isidro Landaeta, quien luego de un “registro” ejecutó un joropo llanero para Cuatro solista, Quita Pesares, paseándose por diferentes tonalidades, a la manera de los arreglos de Cheo Hurtado con “La Siembra del Cuatro”.

 

Seguidamente tomó las riendas la agrupación de tarima para acompañar a varias voces femeninas que entonaron la diversión oriental La Mariposa cantadas por Daisy Gutiérrez, Domelys González, Ligia e Isabela Querales, Ana Cecilia Loyo y Fabiola José; en homenaje a la cantora cumanesa María Rodríguez.

 

A continuación se presentó desde la Isla de Margarita, Lucienne Sanabria, cantando una Malagueña oriental. Siguió luego un Galerón margariteño, interpretado por Ernesto Da’ Silva, “El Ciclón de Margarita”.

 

Llegó el turno del joropo oriental con el golpe titulado Marcolina, Joropo con Golpe de Arpa y Estribillo, interpretado por Óscar Lista.

 

El Joropo sucrense dio paso a la bandola llanera de Ismael Querales con un virtuoso Pajarillo, acompañado de cinco parejas de bailadores de joropo llanero que demostraron la vistosidad y reciedumbre de nuestro Joropo.

Luego se incorporarían varias parejas de jóvenes y niños bailadores de Joropo y el canto inconfundible del portugueseño Vidal Colmenares.

 

Llegó el turno del Joropo Central con los Hermanos Bogado, en el arpa tuyera Edward y en las voces Emily y Evelyn Bogado acompañados de una pareja de bailadores. En el mismo género siguió Yustardi Laza el “Príncipe del Arpa”, acompañando al cantautor José Alejandro Delgado y cinco parejas de bailadores de joropo central, con el tema Lo que da razón al diente.

 

Luego, del estado Zulia, Juan Carlos Ekmeiro y Justo Montenegro cantaron una “Décima zuliana”.

 

Nos “fuimos” al estado Lara con el Son del Tamunangue, El seis figurea’o, un golpe larense, con varias parejas de bailadores y “peleadores” de garrote. Acompañados en los cordófonos, familias del cuatro, maracas y tambor (tamunango) por José Gregorio Yepez y Naudy Arraíz, de los “Golperos del Tocuyo”, junto a Juan Pérez, Jesús Berenzola, Daniel Gil e Ismael Querales.

 

Momento emocionante la aparición de la cantora Lilia Vera, con una gaita de tambora titulada De mi Pueblo, junto a las danzas de cinco bailadores de gaita de tambora. En los coros, acompañando a Lilia, estaban Amaranta, Ana Cecilia, Fabiola José, Ligia Querales, Oscar Lista y José A. Delgado.

 

Desde La Guaira llegaron Las Voces Risueñas de Carayaca quienes entonaron dos fulías, lideradas por Loreley Pérez, tituladas, Juana Catalina y No Cuentes Conmigo Negra.

 

Nuevamente en escena el grupo de Teatro Infantil César Rengifo, representó actuó y bailó el Calipso de El Callao: Los Medio Pinto, siguió el calipso Isidora y Guayana Es. A lo que se sumó Serenata Guayanesa con el Calipso El Callao to Night. Siempre con las madamas, los diablos, los medio pintos y la danza del calipso. El cultor de El Callao, Carlos London se unió a la interpretación del Calipso con su grupo y conjuntamente con Serenata Guayanesa.

 

Posteriormente se presentó un emotivo homenaje al cantor Alí Primera por los 39 años de su fallecimiento, asimismo se le dedicó una décima a “Chelias” Villarroel por estar cumpliendo 100 años de vida, el decano del folklore margariteño. Posteriormente se entonó La canción del Lunerito de Alí Primera.

 

Para cerrar la parte musical, Francisco Pacheco entonó el Sangueo Venezuela bandera venezolana y salieron muchos bailadores con sus banderas multicolores de diferentes espacios del teatro y todos los cantores que participaron se unieron en el escenario para hacerle coro a Pacheco.

 

El ministro de Cultura Ernesto Villegas hizo el anuncio de la más reciente manifestación venezolana a la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, para los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes de Caucagua, quienes subieron al escenario y recibieron de manos del Presidente de la República el Diploma de la UNESCO que los acredita. ¡Los Boleros de Caucagua para el mundo!, fue el grito emocionado del público.

 

Luego fueron llamados los integrantes del “equipo promotor” de la Gran Misión “Viva Venezuela” para ser juramentados por el Presidente, que quedó conformada por Iván Pérez Rosi, Luisana Pérez, Francisco Pacheco, Javier Marín, Ana Cecilia Loyo, Amaranta Pérez, Noel Márquez, Lizbeth Villalba, Juan Escalona y Ernesto Villegas.

 

El acto finalizó con la interpretación de la parranda Viva Venezuela, y con las esperanzas y motivación para el sector cultural del País. Aspiramos, que así como en el año 48 se conoció, y se comenzó a enaltecer y a amar nuestras tradiciones, en este nuevo febrero (vaya mes de tan hondo sentir) se dignifique y valore al pueblo hacedor de cultura.

 

 

Alexander Lugo Rodríguez

(18/02/2024)


lunes, 5 de febrero de 2024

Heraclio se fue hace 138 años pero El Diablo travieso de su genio sigue Suelto por el mundo. Autor Alexander Lugo

 




Heraclio Fernández y su musa se soltaron hace siglo y medio y todavía revolotean y zumban como el alegre zancudo con que se representó. En apenas 35 años de vida, desplegó como pocos, su prodigioso y exuberante talento en tan disimiles y exigentes disciplinas. Será recordado siempre por su inmortal Diablo, que aun anda suelto haciendo travesuras por el mundo musical venezolano.

Falleció un día como hoy 5 de febrero, de hace 138 años, en 1886. No se tienen datos de las causas de su fallecimiento en la plenitud de sus condiciones, destacando en los siguientes campos artísticos: la composición musical, la enseñanza pianística, el periodismo artístico y la concertista. Se nos dice asimismo que “compuso una misa cuyo estreno se verificó con éxito en uno de los templos de Maracaibo”.

A propósito de su fallecimiento, se recogen varias reseñas periodísticas, destacando las que aparecen en el periódico fundado por su padre, Manuel Fernández, El Diario de Avisos: “Era de trato afable y cortés; sus modales eran cultos, y su figura simpática y su palabra fácil y chispeante le ganaban muchos adeptos”. En la nota también se señala que: “Tocaba el piano con sentimiento exquisito y componía piezas de salón que los amantes de la buena música guardaban como modelo de ritmos y de formas”.

Sin duda esa peculiar manera de interpretar e improvisar al piano la música venezolana hicieron de Heraclio Fernández el músico favorito de la sociedad citadina, esto reforzado por su carácter jovial y su agudo sentido del humor, en diferentes reseñas encontramos testimonios en este sentido.

Del mismo modo en diferentes ocasiones se publica en los periódicos de la época, publicidad donde se ofrece para “enseñar, acompañar, vender, reparar y afinar pianos”. Es también uno de los primeros compositores del que se conocen piezas para piano a cuatro manos (dos pianistas ejecutando simultáneamente en el mismo instrumento). Los testimonios de la época no dudan en presentarlo como un fino ejecutante y anuncian una y otra vez sus Lecciones de piano y teoría musical, así como que “enseña a acompañar”.

No faltan tampoco anuncios donde ofrece en “venta pianos verticales de Europa y a precios escandalosamente módicos”, y en otros que “afina y repara pianos”. Era un hombre muy mediático para su época, muy adelantado y curioso con su entorno y sobre todo muy sensible y de un chispeante humor. En ese cúmulo de talentos e intereses, la música será su reino y a ella tributará su vida entera y breve.

Heraclio no sólo era profesor de piano, virtuoso ejecutante y gran compositor, sino que también manejaba la pluma de periodista con “agradable sazón y graciosa vena". Con relación al semanario que dirigió y que se identificaba con su apodo, El Zancudo, nos dice una  reseña:

 

El Zancudo, que fundó con nosotros en el año de 1876, y redactó durante mucho tiempo, guarda en sus páginas buena muestra del donaire y gracia con que dejaba correr la peñola nuestro malogrado amigo y llorado compañero. En esas páginas juguetea la palabra fácil y retozona del simpático Heraclio. (Diario de Avisos, 12 de febrero de 1886)

 

Revisando el catálogo de partituras aparecidas en el semanario El Zancudo y en la revista El Museo (también fundada y dirigida por Heraclio), encontramos que ya para el año1876 se publican dos valses suyos: “Una súplica” y, “Recuerdos”. Fueron 22 valses publicados en un período de diez años, con seguridad escribió muchos más. También salieron publicadas en ese lapso: cuatro Danzas; cuatro Polkas, una Misa; y una “Variación sobre el Araguato”.

Entre sus composiciones destaca una obra que próximamente cumplirá 146 años de haber sido publicada y que se sigue interpretando y grabando con mucho éxito, El Diablo Suelto, un valse de entramada dificultad, que por su agilidad y escritura brillante (fiel reflejo del carácter de su autor) se ha denominado valse-joropeado, en la misma tradición de enrevesados valses como El Jarro Mocho de Federico Vollmer (1834-1901) y La Maricela de Sebastián Díaz Peña (1844-1926).

En la Enciclopedia de la música en Venezuela (1998) se señala al Diablo Suelto, “como una de las piezas de la tradición venezolana que mejor recoge el sentir nacional”. Esta popular pieza la dedica a sus amigos los redactores del periódico El Diablo Suelto, (que estaban de aniversario) y, precisamente encartada en la edición de este periódico del 19 de marzo de 1878, aparece la partitura para piano del famoso valse homónimo.

Hoy se conoce un solo ejemplar de la partitura, mas no del periódico, que se encuentra por casualidad el maestro Alirio Díaz en un puesto de libros viejos de Caracas, la cual reproduce en su libro Música en la vida y lucha del pueblo venezolano, en 1980. Evidentemente aquella primera edición de El Diablo Suelto tiene diferencias sustanciales con las versiones que hoy se tocan por todo el mundo.

El éxito de Heraclio como gran intérprete del piano y compositor, lo condujeron de forma natural a desplegar una intensa labor docente que coronaría con la publicación de su Método para Piano. En el mes de diciembre de 1876 saldrá a la luz pública con este título: “Método para aprender a Acompañar Piezas de Baile”. Seis años después lo reeditará con ciertas modificaciones en un folleto de 32 páginas, con el largo y descriptivo título de: “Nuevo método para acompañar en el piano toda clase de piezas y en especial las de bailes, al estilo venezolano, sin necesidad de ningún otro estudio, a la altura de todas capacidades”.

En este tratado de acompañamiento pianístico, condensará Heraclio su experiencia como ágil intérprete del instrumento rey de la época. Allí da consejos y opiniones de interpretación y carácter, de sumo valor para saber hoy como se ejecutaban las piezas de baile en aquella época, estas piezas populares eran las de moda entonces: la danza, el merengue, el joropo, la polka y sobre todo el valse, que ya por esa época habían adquirido un carácter criollo propio sobre todo en su acompañamiento. En la presentación de esa segunda edición Heraclio resalta la originalidad de su propuesta:

 

“Nadie había podido someter a reglas el movimiento excesivamente caprichoso y original con que se acostumbra a acompañar las piezas de baile venezolanas; en mi primera edición di reglas para ello; la práctica de seis años más me ha puesto en capacidad de perfeccionarlas, haciéndolas más extensas y claras”.

 

Acompañar al piano las piezas venezolanas constituye un reto para los instrumentistas, en ello radica fundamentalmente, la capacidad de creatividad y habilidad en el manejo del teclado, lo mismo pasa con la guitarra popular y el cuatro. Esto es particularmente así en los valses, en donde un buen acompañamiento requiere que la mano izquierda del pianista vaya creando diferentes combinaciones rítmicas fundamentadas en el uso de las síncopas y los contratiempos, lo que lleva consigo un cierto carácter improvisatorio y de espontanea creación. A esta característica se refiere Heraclio Fernández cuando escribe en su Método:

 

“Los movimientos del acompañamiento del vals son los más variados y puede añadirse que cada individuo tiene uno peculiar. En algunos puntos de Venezuela son distintos a los que se acostumbran en Caracas; en mi permanencia en estos lugares observando con especial atención a los más hábiles acompañadores, los he aprendido todos, y todos los explico aquí”. (reseña tomada de la Revista Musical de Venezuela No. 38).

 A los 138 años de su partida es muy importante destacar a este gran compositor y autor venezolano. Una figura que está presente en el día a día de nuestra música venezolana cada vez que escuchamos sus composiciones y cuando procuran montar en sus repertorios los consagrados maestros y los jóvenes músicos de cualquier parte del mundo su célebre Diablo Suelto. Heraclio fue uno de los pioneros en la composición de valses venezolanos y merece un lugar muy especial en nuestra galería de músicos inmortales.

 

 


Alexander Lugo Rodríguez

05 de febrero de 2024

 

 

 

 

 

 

 


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