martes, 15 de septiembre de 2020

MARISELA NOMBRE BONITO DE JOROPO

Por Alexander Lugo Rodríguez

 

Rómulo Gallegos nos presenta a su personaje Marisela en la novela que lo inmortalizará “Doña Bárbara”, “con la copla ya pronta en los labios”. Es la belleza expresada en el trino de la paraulata llanera que modula en su garganta. Canta alegremente sus coplas para quien quiera oírla:

Entretanto, Marisela (…) taloneó los íjares de la Catira, haciéndola coger un trote más animado, y rompió a cantar una de esas coplas que para cada sentimiento tiene el cantador llanero. La letra no se le oía; pero la voz agradable modulaba con gracia la tonada..

 

Conocemos un “golpe” llanero en ritmo de ‘Chipola’ y letra del cantor apureño Cristóbal Jiménez, titulado Marisela:

 

Que bonita Marisela (bis) / bailando con Pajarote / ella es la Flor de Altamira / mujer de bonito porte / luce un camisón floria’o / de tela nueva y escote.

 

Nos confirma Efraín Subero, en el prólogo escrito en 1989 para “Doña Bárbara” (editorial Panapo 1991), basándose en el testimonio de la hija de su autor, Sonia Gallegos, que el nombre de Marisela lo tomó su padre del Juego de Marisela que se canta con música de Chipola, especialmente en los Velorios de Cruz. El juego lo inicia un primer protagonista quien entona la siguiente copla:

 

Marisela se perdió

Su madre la anda buscando

¿Quién ha visto a Marisela

Que anda por aquí bailando?

 

Según otras fuentes consultadas (principalmente discográficas), La Marisela es el nombre de un juego común en los velorios de santos en Apure. Se encuentra catalogado como patrimonio cultural del estado. Esencialmente una persona (Marisela) se cubre el rostro con un manto y baila al compás del Cuatro:

Marisela se perdió en cañaveral quemao,

su mamá la anda buscando en caballo y en venao.

Por aquella loma arriba yo la miré que venía,

y el que no bailare como ella, tiene su prenda perdía.

-Anónimo popular-

 

Registramos dos momentos en el decurso de “Doña Bárbara”, donde se relaciona el nombre de Marisela con la música, estos se encuentran, primeramente, en boca del personaje ‘Mister Danger’, y posteriormente en una reflexión presente en la novela en voz del narrador, para señalarnos la metáfora de ese nombre.

En la primera parte, sección: Los Derechos de “Mister Peligro, se puede leer: “La muchacha, nombre bonito de joropo”. Se refiere “Mister Danger” a Marisela, “que venía con el haz de leña, como la tarde del encuentro del palmar”. La segunda alusión es una reflexión que hace el narrador de la novela con una descripción de cómo Marisela puede transformar los sentimientos de Santos Luzardo y apartar todos los obstáculos: “Marisela, canto del arpa llanera, la del alma ingenua y traviesa, silvestre como la flor del paraguatán, que embalsama el aire de la mata y perfuma la miel de las aricas!”.

Quedémonos un instante con esta afirmación: “Marisela, canto del arpa llanera”. La marisela, como forma musical, o parte de un desarrollo musical mayor, se utiliza en el joropo de la región central, como una de las cuatro partes que conforman la Revuelta. Para la segunda década del siglo XIX ya se tenían “noticias” de un “son” llamado ‘Golpe de marisela’, o maricela, siendo considerada por Adolfo Ernst (1832-1899) —naturalista, botánico y zoólogo venezolano-alemán; y además estudioso de las tradiciones populares venezolanas— como “un antiguo son, junto a la chipola, la guacharaca, el manzanares y otras músicas de la tradición campesina”. En este sentido el psicólogo y musicólogo Manuel Antonio Ortíz afirma que:

La marisela es un son muy antiguo y además conocido más allá de los valles centrales de Aragua y Miranda. Por eso creemos que la marisela, así como seguramente también la chipola, fue entre otras, una de las primeras formas musicales que se emplearon para animar la secuencia danzaria que en el siglo XIX era denominada revuelta. Por su naturaleza brillante, enérgica, de gran riqueza rítmica y muchas otras características, la marisela era la pieza que animaba la figura de cierre. El tiempo y la costumbre fue reforzando la asociación marisela y revuelta, hasta que finalmente, al perder interés la manera de organizar el baile, la marisela se apropió del nombre, extendiéndose posteriormente a toda la pieza que ahora conocemos como revuelta.

 

Estamos convencidos que para Rómulo Gallegos, no pasaron desapercibidas la relacións que tiene el nombre de Marisela con diferentes aspectos musicales, por ello, la presenta: hermosa, espontanea, libre, risueña y siempre con una copla bien entonada en los labios. A la cita de Gallegos: “Marisela canto del arpa llanera”, agregamos que también será ¡Pasaje y floreo del arpa tuyera!

La metáfora que utiliza el personaje de Antonio Sandoval (retrato de Antonio Torrealba Ostos, baquiano y principal informante de Gallegos) para significarle a Marisela lo vital que era ya su presencia para Santos Luzardo, lo dice todo: “Usted es para el doctor, mejorando lo presente, como la ‘Tonada’ para el ganado, que si no la escucha cantar, a cada rato está queriendo barajustarse. ¿Me explico?”.

 Recalcamos, musicalmente la Marisela, es una de las cuatro partes de la Revuelta, la más brillante y virtuosa de todas, la cual se cultiva en los joropos que se ejecutan en el centro del país, específicamente en los estados Miranda y Aragua (no así los que se tocan en los llanos). La revuelta es pues una forma de innegable complejidad, por lo menos mucho más que el resto de las variantes del joropo en esta zona del país.

El ‘Joropo Tuyero’ es propio de los estados Miranda, Aragua, Distrito Capital y partes de Carabobo y Guárico, podemos considerarlo, coincidiendo con Manuel Antonio Ortíz, como “el más singular dada su gran elaboración y particularidad tímbrica. En su ejecución, una persona hace de arpista, mientras otra canta y toca las maracas…”. Veamos, en criterio del propio Ortiz, una definición de la Revuelta, que es de donde surge nuestra marisela:

Una forma distintiva del joropo central es la revuelta, pieza que usualmente inicia el baile en las fiestas y consta de una serie de danzas encadenadas y sin interrupción que forman una secuencia cuya intensidad crece hacia el final. Se compone de cuatro partes o secciones básicas que van enlazadas entre sí: pasaje (en tono mayor o menor), yaguaso (pato silvestre), donde el cantador luce sus dotes de improvisador, guabina (pez de río), canción de desarrollo armónico fijo, y marisela (o maricela), sección instrumental donde se aprovechan todos los registros del arpa. La marisela, a su vez, suele terminar con una pequeña coda, que anuncia el final de la pieza, denominada llamada del mono. (Ortiz, 2003)

 

La marisela como forma musical estructurada dentro de la revuelta del joropo tuyero, ha inspirado otras obras musicales. Tenemos el caso del compositor Sebastián Díaz Peña, nacido en Puerto Cabello en 1844, uno de los grandes músicos, de formación académica, de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX.  El 14 de septiembre de 1877 se publica en el periódico ‘La Opinión Nacional’, su afamada composición para piano “La Maricela” (sic), “calcada sobre motivos de aires nacionales”, como anuncia la reseña de prensa del citado medio. Para el musicólogo José Peñín, es la primera vez que un compositor académico tomando como referencia la música de tradición oral, compone “una de las obras de mayor virtuosismo en la literatura nacional para piano”.

Peñín coincide, en que la marisela forma parte de la revuelta en el joropo que se interpreta en la zona central del país: “Podemos resumir la revuelta como una expresión del joropo central integrada por cuatro secciones o partes: pasaje, yaguaso, guabina y marisela (o maricela)”. Y complementa: “… la revuelta tiene tres secciones: una exposición (pasaje), desarrollo (yaguaso y guabina) y una coda (marisela) sobre tres o más motivos que permiten al arpista lucir sus habilidades musicales”.

En un episodio de “Doña Bárbara” se menciona la revuelta en la ejecución del arpista Ramón Nolasco, el autor la describe como una ocasión para el lucimiento del intérprete:

“Es el anuncio de la ‘revuelta’ que ya está preparando el arpista. Por fin, los dedos virtuosos saltan de las primas a los bordones y de éstos a aquellas”. Sin embargo es notable la confusión del autor, puesto que como ya dijimos, la ‘Revuelta’ es propia del joropo tuyero.

Fernando Guerrero también nos da una reseña de la marisela en este sentido, pero añadiendo, como arpista y profesor de su instrumento, detalles de la técnica empleada en su ejecución: “es la parte más lucida para el arpista, constituye un “registro” del instrumento y una demostración del intérprete, exhibiendo “bajeo”, variaciones, cambio de tonalidad…” 

Observó Peñín que la composición de Díaz Peña: La Maricela, aunque datada de 1877, proviene su nombre de mucho antes:

Debemos hacer notar que el término maricela aparece ya en La Gazeta de Caracas del 18 de junio de 1811 refiriéndose a un oficio de San Fernando de Apure del 8 de mayo de ese año en los siguientes términos: “…posterior a esto se animó un coro general de galerón, maricela, zapa, yuca, huerfanita y otros ingenios cantos del país”.

En 1876 llega al país procedente de Alemania el Doctor en Medicina Carl Sachs (1853-1878), en noviembre de ese año se instala en la ciudad de Calabozo para realizar estudios sobre el “temblador” –anguila eléctrica- y otras especies de nuestros ríos, como el caribe o “piraña”. Al asistir a un baile de joropo, no deja de admirarse:

El baile es de carácter tranquilo y suavemente arrullador. Pero causa una impresión de osadía y vivacidad por las parejas que no se mueven siguiendo una fila en contorno, sino meciéndose en vueltas sin orden, e igualmente por la música característica y por el penetrante ruido de las maracas. Se distinguen diferentes clases de baile: joropo, fandango, galerón, maricela, zapa y cachucha; pero todas son de carácter muy semejante. (Peñín, 2002)

La Maricela de Sebastián Díaz Peña, inspirada (o “calcada”) de la parte más brillante del arpa en la revuelta tuyera, a su vez, sirvió de inspiración (o también de calco) para obras de otros reconocidos compositores venezolanos, tales como: Ramón y Gabriel Montero.  Así nos lo muestra Peñín en el artículo citado:

Entre las curiosidades que rondan el tema tratado, hay que señalar la coincidencia exacta entre la sección de la Maricela que Sebastián Díaz Peña señala como Canto y un manuscrito que reposa en Biblioteca Nacional titulado El Joropo, que lleva en la portada la firma de otro músico venezolano, Ramón Montero. Al lado de la firma aparece escrito a tinta, 1879.

Más adelante, Peñín añade:

También conocemos otro manuscrito sin fecha, este sí, Maricela “para la Sta. Dolores Montero”, que coincide, después del sexto compás, con el “aire de valse-maricela” de Sebastián Díaz Peña. Este manuscrito lleva anotado en la parte inferior de la partitura “Gabriel Montero”, otro de los miembros de esta familia de músicos.

 

Pedro Elías Gutiérrez, autor de la música del “Alma Llanera”, también ‘llevó lo suyo’ por recurrir al ya trajinado “calco”: “no faltaron voces que lo tildaron de plagio por el hecho de coincidir sus primeros compases con la parte también del Aire de valse de la Maricela de Díaz Peña”. (Peñín, ob. cit.).

 

Es oportuno recordar que esto no fue óbice para que el Alma Llanera, con el correr de los tiempos, “representara un sentimiento que llegó a constituirse, después del Himno Patrio Gloria al Bravo Pueblo en la más pura expresión del sentir venezolano, dentro y fuera del país”.

Por otro lado, hemos encontrado una grabación del llamado Juego de Marisela, con el título: Golpe de Marisela (Tono de juguete). Realizada por Vidal Colmenares, con Los Cabestreros de Guanarito, en el Centro de la Diversidad Cultural de Caracas, año 2010. En ella observamos, que se ejecuta con la bandola llanera, el cuatro, el bajo y las maracas. Cantada a dos voces (oscuras), en estilo de contrapunteo (Vidal Colmenares y Luis Camacho).

Está en ritmo de Galerón llanero, en tonalidad de Re mayor, la forma de la Porfía es de Canto trasverso, -a excepción del primero- también denominado ‘canto coleado’ por retruécano, que consiste en que los dos versos finales del proponente los repite el otro cantante en forma invertida:

Voz 1: Marisela se perdió la madre la anda buscando / quién ha visto a Marisela, en los Fandangos bailando

Voz 2: Por aquella loma arriba yo la vide que venía / y el que no baile con ella tiene la prenda perdía.

Voz 1: Tiene la prenda perdía el que no baile con ella / yo no bailo ni que tenga en el cuerpo una botella.

Voz 2: En el cuerpo una botella yo no bailo ni que tenga / ninguno me obliga a hacer, lo que a mí no me convenga…

 Por último, se nos presenta en una hermosa forma musical y manifestación popular, que se fomenta por los valles de Orituco del estado Guárico y sus adyacencias: “La Marisela” y su hermana “la Guaraña”: Consiste en una pieza musical que representa de forma jocosa el momento de entada del grupo que la interpreta en las casas que visitan en sus recorridos tipo comparsa. El canto simboliza un saludo, un permiso y una conquista. Es una ejecución alegre y entusiasta. Se dice que no existe guaraña sin marisela ni marisela sin guaraña. Los versos suelen ser improvisados porque se cree que repetir alguno trae mala suerte.

Esta parranda, compuesta por muy variable número de individuos que interpretan piezas musicales de ritmo muy peculiar, llamadas “Cantos de Negros”. La diferencia entre los dos cantos, obedece casi por completo a su aspecto lírico, ya que en el musical poco difieren.

Tanto la Marisela como la Guaraña se tocan en tiempos binarios. Con la Marisela se entra y con la Guaraña se sale. Así reza el refrán; así se hace en la práctica. Con la Marisela se pide abrir la puerta, si está cerrada; o se solicita el permiso para pasar si está abierta. Con la Marisela se saluda al “cabeza de familia” y se adula a la dueña de casa; se florea a la joven que engalana el hogar y se loa al resto de los presentes:

En los valles de Altagracia / se canta la marisela / y junto con los muchachos / los negros forman rochela.

Marisela de saludo / guaraña pa’ despedí / y en el Valle de Orituco / fue que yo me la aprendí.

 

Marisela, juego y baile en los velorios de santos; marisela, “canto del arpa”; marisela, “nombre de joropo”; marisela, parte virtuosa del arpista en la revuelta; maricela, joropo de salón en el piano y en la zarzuela. Marisela, “parranda de negros”, “negros pintaos” o “negros de plaza”, que conjuntamente con la Guaraña enciende las calles de Orituco y El Guapo, alborotando el pueblo con sus jolgorios y vistosos gorros.

Marisela, rebelde y “más arisca que un báquiro”, alegre, cimarrona, coplera, “ella es la flor de Altamira”, canto recio con música de chipola. ¡Todo eso es Marisela!  Es la belleza, que no está en ella solamente, sino también “en el trino que trae en la garganta la paraulata llanera, en la charca y su orla de hierba tierna, en el palmar profundo y diáfano, en la sabana inmensa y en la tarde que cae dulcemente”.



 

 


 

 

 

Alexander Lugo Rodríguez

Septiembre 2020

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