(César Vallejo)
El
jueves 29 de septiembre de 2016 presentamos la segunda función de la Cantata
Criolla, en la Sala Ríos Reyna del teatro “Teresa Carreño”, en homenaje a los
80 años de creación del Instituto Pedagógico “Nacional” y los 100 años de
nacimiento del maestro Antonio Estévez, autor de la Cantata, extraordinaria
obra de nuestra historia musical toda, basada en textos del poeta y diplomático
Alberto Arvelo Torrealba.
Me correspondió, como coordinador de extensión sociocultural del Instituto Pedagógico de Caracas, hacer la producción general de estos dos concierto. Con la participación de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, los Solistas: Inés Feo La Cruz (en un repertorio de canciones de Antonio Estévez) y la participación de Idwer Álvarez y Franklin De Lima, en los roles de “Florentino” y “El Diablo” de la Cantata Criolla. Todos bajo la dirección musical del maestro Felipe Izcaray.
“Y sucedió lo que tenía que suceder: en la nueva
planificación de la obra los copleros rivales, en contumacia casi anárquica, se
prevalieron de mi entusiasmo, para desbocarse en el desahogo ilimitado de sus
argumentos reprimidos”.
Y más adelante subrayó:
“Así nació, con posterioridad a la CANTATA CRIOLLA, la versión
última de mi poema. La última digo, porque me propongo no ceder ni un palmo
ante el influjo de los personajes. Están ahora otra vez en trance de viva
reyerta, pidiéndome que siga la porfía. Categóricamente enfatizo que no lo lograrán”.
Todas estas modificaciones en el poema, y las propias angustias del poeta, apremiaron al maestro Antonio Estévez. El desarrollo argumentativo que le imprime Arvelo a la intensa confrontación, reclama del compositor un esfuerzo titánico que también tomó sus años de consagración. Estévez, quien a la sazón del estreno de su Cantata contaba con 38 años , ya era un creador maduro y probado como director de orquesta. Se había graduado de Compositor , de la mano de su maestro Vicente Emilio Sojo, en 1944, 10 años antes del estreno de la obra. Con relación a lo que pudieramos llamar su Ars Poética, Antonio Estévez reflexionará:
“Sin intención de menospreciar, de marginar, sin dejar de
reconocer que el arte popular es también expresión del hombre, el artista en
el momento de creación; una de las cosas
que se plantea, es que su obra esté imbuida de ese mejor concepto del hombre,
que resume lo mejor que el hombre ha acumulado a través de su historia, desde
los griegos hasta nuestros días”.
"Yo hago lo que creo que debo hacer con toda mi libertad de pensamiento, con toda mi actitud frente a la responsabilidad, primero ante mi conciencia y después ante las circunstancias, los estilos, las condiciones de mi época, etc."
Fue Antonio Estévez fiel a este pensamiento hasta el momento de su muerte, ocurrida un dia como hoy jueves 26 de noviembre de hace 32 años.
Otro personaje que tuvo mucho que ver, directa o indirectamente con la concepción final de la Cantata Criolla, fue el legendario arpista apureño Ignacio “Indio” Figueredo, quien, por sus destrezas y musicalidad, le sirvió de base a Estévez para trabajar la parte más enrevesada de la obra, como es el “contrapunteo” de los antagónicos personajes: La Porfía.
Para cada una de las funciones contamos como invitados especiales y oradores a los hermanos Delgado Estévez, grandes músicos venezolanos y sobrinos maternos del maestro Antonio Estévez. Para el miércoles oímos las palabras emocionadas y llenas de sabiduría del recordado Raúl Delgado Estévez, quien nos dejó físicamente, en mayo del año pasado. Para la función de cierre su hermano Miguel Delgado Estévez, nos habló de sus vivencias personales con su tío Antonio, pasando por su experiencia como parte del coro de la Cantata Criolla en la función que se desarrolló en Maracay en diciembre de 1961, con la presencia en el público del poeta Arvelo Torrealba. Miguel, siempre lúcido y elocuente, se emocionó hasta las lágrimas con sus remembranzas y nos emocionó a todos en la majestuosa Sala Rios Reyna.
A continuación les dejo la presentación que hice de la obra de Antonio Estévez para el programa de esos extraordinarios conciertos de septiembre de 2016.
Sácame de aquí con Dios…Santísima Trinidad
“…su Cantata se nos revela sosegadora e inquietante, llana y profunda,
universal y criolla, popular y erudita, real y fantasmagórica”. (El poeta, al
músico)
La
primera vez que Alberto Arvelo Torrealba publicó el poema “Florentino el que cantó con el
Diablo”, fue en el año 1940, en su libro “Glosas al Cancionero”, con una dedicatoria muy particular a
personajes de la literatura: “Al Dr. Santos Luzardo; a Florentino Coronado; a
Juan Parao; a Arturo Cova; a Martín Fierro; a Santos Vega; a Don Segundo
Sombra; A todos los grandes corazones que palpitan en los libros de América”. Edición
que lleva consigo, entre otras obras de autores venezolanos, el maestro Antonio
Estévez cuando sale becado a la ciudad de Nueva York en el año 1945, a cursar
estudios de perfeccionamiento en composición y dirección de orquesta.
Esa
legendaria confrontación del bien con el mal, representados en el poema de
Arvelo en los personajes de Florentino y el Diablo, perseguirá al poeta a lo
largo de su vida. En 1950 sale publicada la segunda versión del poema y para
1957, tres años luego de haber sido estrenada la Cantata Criolla, se
publica la tercera versión, la más extensa y densa de todas. Ya había tenido
oportunidad el poeta Arvelo de escuchar la obra musical, aunque fue en una
grabación monofónica que se realizó en la concha Acústica de Bello Monte en
noviembre de 1954, en el marco del II Festival de Música Latinoamericana de
Caracas.
Antonio
Estévez utiliza para su Cantata, los textos de las dos primeras versiones del
poema, combinándolos para sus fines dramáticos en la arquitectura musical que
se propone. Arvelo divide su obra en dos partes: “El Reto” y “La Porfía”,
esa segunda parte que es lo que se conoce popularmente como “contrapunteo”,
representa el desarrollo y desenlace de la obra y es tomado íntegramente de la
primera versión del poema, en cambio para la primera parte de la obra, -El
Reto-, Estévez se inclinó por la versión de 1950. Es importante destacar que
para esa fecha el poeta Arvelo tuvo información por parte del maestro Juan
Bautista Plaza, encontrándose ambos en la ciudad de Roma, del trabajo musical
que venía haciendo desde el año 1948, el compositor con su poema; y esto lo
lleva a detener por un tiempo las continuas modificaciones y ampliaciones que
le daba a la confrontación universal de sus antagónicos personajes. El poeta
Alberto Arvelo da la siguiente referencia a ese hecho:
Para ese momento – agosto de 1950 –según me lo explicaba en Roma el insigne profesor Plaza, ya usted tenía casi lista la CANTATA CRIOLLA. Acaecieron, a partir de entonces, varios hechos artísticos extraordinarios. En primer lugar, usted se impuso la tarea titánica, perdiendo quizás varios años de trabajo, de rehacer la partitura, precisamente en la parte de la misma que debía llevarle más tiempo: todo El Reto, más el comienzo de La Porfía. De este modo, la CANTATA CRIOLLA, interpretaba en su mitad inicial, la versión de 1950, mientras que el resto de la obra, quedaba sin cambios de fondo, concordado a la versión originaria de 1940.
(Publicada como carta
pública en el diario El Universal del 13/12/61)
Pero
vayamos nueve años atrás, en 1952, encontrándose Antonio Estévez en el país y
en plena dictadura perezjimenista, cae preso por sus ideas políticas y es
confinado primero a la cárcel “modelo” de Caracas y luego al confinado en la ciudad de San
Carlos, estado Cojedes. Esto no fue óbice para que continuara con la ardua labor de componer
su Cantata, obra que se había impuesto desde los tiempos de Nueva York, los
primeros apuntes surgen en esa ciudad en 1947. Con respecto a sus días de
prisionero de la dictadura, apuntará:
Allá
en San Carlos no tenía ni un piano ni nada, y me puse de acuerdo con el cura
del pueblo, el Padre Palao, [que] me prestaba el harmonio de la iglesia y ahí
trabajaba. Y así siguió a duras penas desarrollándose el trabajo. (Entrevista
radial)
Una Introspección de La Cantata
Se estructura en tres movimientos, sin solución de
continuidad, tomado de las dos partes que constituyen la base del poema: El Reto, que se presenta integro en la
primera parte de la Cantata y tiene una duración aproximada de 17 minutos y
medio, su tempo musical es Lento y Cadencioso. La segunda parte del
poema, La Porfía, la desarrolla
Estévez dividida en dos movimientos sucesivos: el indicado en la partitura como
II Parte, con un tempo señalado como Lento,
tenebroso, que dura unos seis minutos, 45 segundos y el apoteósico final Allegro vivo en tiempo de Joropo, que
dura casi 10 minutos. Contiene cuatro temas principales como
son: El Tema de la Sabana (de la
tierra), El Tema de Florentino, El Tema de la Soledad (o del silbido de
Florentino) y El Tema de la Cabalgadura.
Asimismo contiene otros dos episodios temáticos de importancia: El Gran Período
Coral (Sabana, Noche, Tormenta) y los Materiales temáticos del Diablo y de
Florentino (Contrapunteo). Estévez utiliza motivos melódicos propios del canto
gregoriano, como son el Dies Irae
(día de la ira), que lo transfigura magistralmente al ambiente del llano al
exponerlo en ritmo de Joropo; y por otro lado el Ave Maris Stella, que es el himno de las vírgenes, entonado por las
voces claras del coro.
La
primera parte de la obra se fundamenta en un denso Preludio, escrito por
Estévez luego de haber concluido todas las otras partes. Es verdaderamente una
introducción o resumen muy rico de todo el material sonoro que se desarrolla a
continuación. Se escuchan allí, anunciados en barruntos, como premoniciones, el
tema de Florentino y el de la Tierra (la sabana). Toda esa parte está
encomendad a la orquesta y al coro. Los solistas aguardan gravemente su momento
de prefigurar un destino ya trazado por años. Y es al final del largo preludio
cuando en “el caño de las ánimas”, el coplero solitario es retado por la “mala
sombra del espanto”: Amigo por si se atreve, aguárdeme en Santa
Inés, que yo lo voy a buscar, para cantar con usted. Florentino responde,
no al Diablo, sino a la sabana; concluyendo allí lo que es la primera parte de
la obra: …sepa el cantador sombrío que yo cumplo con mi ley y como canté con
todos tengo que cantar con él.
La
segunda parte se inicia con un interludio que va a preparar todo el cuadro
psicológico donde se van a encontrar los dos personajes: Santa Inés. La Orquesta se encarga de describir lo que es una
tempestad en el llano. Este episodio culmina con la confrontación del tema de
Florentino y la imagen avasalladora de aquella tormenta, rayos y centellas: “Noche
de fiero chubasco por la enlutada llanura”, la orquesta interpreta lo
que representa el clímax de la obra propiamente, el tema de Florentino; luego empieza el Coro a describir con sus
voces una serie de imágenes borrascosas, hasta que llega un momento en que se
presenta el Diablo en el caney donde se van a encontrar: “Súbito un hombre en la puerta…”.
Es
importante recordar que desde el comienzo de la obra, casi desde el preludio,
hay un juego musical que plantea Estévez, utilizando una de las cinco
secuencias gregorianas, que es el Dies Irae ("Día
de la ira") o, día de los muertos, como el Diablo quiere el alma de
Florentino, esta pretensión es descrita utilizando este canto gregoriano en toda la obra.
Cuando ya se está en posesión de los dos personajes, con los temas respectivos
por parte de la Orquesta, empieza un recitativo plural de los Coros: “…
indio de grave postura, ojos negros, pelo negro, frente de cálida arruga…”.
La música describe todo ese cuadro telúrico y tenebroso: “todo negro, todo
negro”, diría el compositor, en una entrevista.
En la
tercera parte de la Cantata, Allegro vivo en tiempo de Joropo, se presenta el escenario de la confrontación épica del bien
contra el mal. El Diablo arremete inquisidoramente con sus versos
comprometedores y un Florentino, más fresco y lírico, contiene con astucia el
atropello hondo y poético del “cantador sombrío”. Así comienza La Porfía propiamente, la
orquesta tocando en aire de joropo, a base del Dies Irae gregoriano. El centro de la obra
es ese contrapunteo estrecho e intenso, el coro permanece expectante durante
toda la reyerta, queda suspendido, a la espera del desenlace. La forma
literaria que utiliza el poeta Arvelo en el careo de los dos personajes, es muy
común en los “golpes recios” del llano, como son el Pajarillo, el Seis
por derecho, o la Chipola, en estilo responsorial de pie forzado,
cuya característica es que el último verso que plantea el proponente, es por el
cual debe obligatoriamente comenzar quien le responde.
Ha llegado el
momento en que Florentino empieza a adquirir su verdadera personalidad de
hombre del pueblo; y el Diablo sigue en su posición enciclopédica,
maquiavélica, tratando de acorralarlo con coplas muy bien construidas. El Coro,
que ha permanecido estático durante todo ese tiempo, prepara su intervención
final cuando comienza Florentino su evocación mariana en cadenas: “Sácame
de aquí con Dios Virgen de la Soledad, piadosa Virgen del Real, tierna Virgen
del Socorro, dulce Virgen de la Paz, Virgen de la Coromoto, Virgen de
Chiquinquirá…”, el compositor interpola otro canto gregoriano: las
Sopranos susurran –en bocca chiusa- el Ave Maris Stella, sumándose al
arrobamiento religioso de Florentino, luego se les unen las Contraltos, ahora
todas vocalizando en “Aaah”, consagrando así su respaldo y protección al bien,
termina Florentino con la patrona de los llanos, la Virgen del Carmen y el
signo teológico de la Santísima Trinidad.
Ahora es el turno de las
voces oscuras: los Tenores y Bajos, quienes en ese torbellino final, glosan la
última frase con que el coplero logra enmudecer al diablo: “Virgen del Carmen bendita, Santísima Trinidad”. Una pequeña coda orquestal -post-ludio- con acordes que simbolizan los dos temas
principales, el de la Tierra, que corresponde a la Sabana y el de Florentino,
es decir el del pueblo; la luz contra la oscuridad, el bien contra el mal,
cierran brillantemente la obra.
Alexander Lugo Rodríguez
Ser
artista no es un privilegio; es un compromiso, una responsabilidad con la
cultura, con el país, con el mundo. (Antonio Estévez)
(con una iluminada luna en cuarto creciente del jueves
26 de noviembre de 2020)