domingo, 1 de agosto de 2021

Luis Laguna y Sus Criollas Fantasías. Por Alexander Lugo

 





Sería un primero de agosto de aquel año 84, cuando el maestro Luis Laguna, ya bastante complicado por la diabetes, fallece en la ciudad donde se había residenciad desde muy joven y desarrolló toda su extraordinaria carrera musical, Maracay.

En apenas 58 años de vida logra ubicarse con todos sus aportes, en un lugar privilegiado de nuestra historia musical, particularmente de la llamada “música popular instrumental venezolana”.

Había nacido Luis Alfredo, en la pequeña ciudad de Guacara, estado Carabobo, un primero de mayo de 1926. Muy joven se muda con su familia a Maracay, donde creció y comenzó su educación. En gran parte fue un autodidacta, se destacó desde temprano, como un talentoso guitarrista y prolífico compositor, mientras creaba un estilo distintivo propio mediante el uso de armonías y ritmos contemporáneos, así como magníficas melodías que desplegó en sus obras.

Fue un compositor muy fecundo, con un estilo rico en armonizaciones modernas, pero sin dejar de hacer sentir el ritmo y el giro melódico propio de nuestra música popular.

Hombre humilde y de alma sensible, catalogado como un poeta de los sonidos, a la manera de los extraordinarios trovadores brasileros de la década del sesenta. Un inspirado estudioso de su vida nos describe la magia de Luis Laguna de la siguiente forma: “toma en sus ojos y en su alma sensible, las vibraciones y las pequeñas cosas de nuestra vida diaria y no las devuelve en poesía sencilla, pero llena de una extraordinaria verdad humana, criolla y poética”.

Desde adolescente, con la ingenuidad y sencillez que siempre lo caracterizaría, va recogiendo todo tipo de motivos que significase parte de la vida cotidiana, de su sentir, para expresarlos a través de su música. Toma las pequeñas cosas de la vida diaria para devolverlas en poesía sencilla llena de una verdad humana, y muy original. Su manera de evocar el pasado, la historia común, las más sencillas cosas de la vida lo convertirán en un prolífico autor, constituyéndose su obra en un importante legado de la tradición oral venezolana, lo cual puede llevarnos a la interpretación estética de su música popular.

 Estamos ante un auténtico hombre de pueblo, con su sensibilidad a flor de piel para componer y escribir sublimes notas que más tarde se harían célebres canciones en labios de destacados intérpretes, de esa manera se lanza a conquistar su propio rumbo. Con gran esfuerzo y tesón logra que su condición de músico y poeta, no se aparte nunca de él.

El maestro Luis Laguna venía tejiendo, con gran conciencia, una propuesta que se convertiría en una escuela sin aula, expandida por las sonoridades, nuevos acordes y progresiones valientes por los aires de un país que se había atascado en un momento dado en la espesura de un folclor rico, variado y asentado, con mucho peso, en el gusto de la población a mediados y finales de los años sesenta,

Con su obra propuso modulaciones atrevidas pero agradables al oído, líneas melódicas intrincadas, algunas con cierto barniz barroco, siempre sin sobrepasar el nivel de los remilgos que empalagan, una rítmica que, en su horizontalidad, era alterada por “cortes” inesperados y con una síncopa que cabalgaba el tema sin afectar su percepción estructural pero que, mágicamente, iba bordando el sello inconfundible de su propuesta estética.



En su música destacan muchos rasgos de autenticidad y tradición, su lírica refleja las realidades y tradiciones del pueblo. Ejemplos de ello son los merengues golosinas criollas, centavito de navidad y un heladero con clase. En todos ellos, se evoca la cotidianeidad de la Venezuela de los años sesenta. Su obra también promueve el reforzamiento de la identidad nacional y las costumbres pasadas, por lo que es una valiosa herramienta de resistencia de las culturas populares, que se encuentran depositadas en la memoria colectiva de los pueblos, sin perder ninguno de sus elementos poéticos.

Es posible pensar que a través de la obra de Luis Laguna se reafirma la memoria filosófica de la cotidianeidad, de la cultura popular venezolana, de su entorno; ya que reactiva la herencia y la mantiene viva. Quienes se involucran con su música se inscriben dentro del estilo de sus estructuras armónicas, constituyéndose así una escuela o tendencia muy particular. La herencia de Laguna se constituye, entonces, en la reafirmación de lo cotidiano y la exhortación de la identidad local a través de sus liricas y sus armonías.

Algunas de los merengues de Luis Laguna más celebrados son: Criolla Fantasía, Un heladero con clase, Golosinas criollas, La Comae Joaquina, Bellas tradiciones, el Tramao, el Chévere, entre otras. También es autor de importantes valses y joropos venezolanos, pero es notoria su fuerte predilección por el merengue caraqueño. Algunas de sus canciones más populares son Serenata, Al poeta, El saltarín, Mi merengue, Nathalia. Se hizo muy apreciado por la poética de sus letras, llegando a colaborar con otros colegas que le ofrecieron su música para que las convirtiera en canciones, como Patatín Patatán de Pablo Camacaro y Criollísima de Henry Martínez.

Claudia Gutiérrez y Adrián Suárez, escribieron su Tesis de grado sobre nuestro autor. La titularon: Luis Laguna y el merengue venezolano. Licenciatura en Artes, UCV (1994). Del mismo modo Jamshid Porras Becerra, recientemente presentó una Tesis doctoral en la Universidad de Salamanca (España), titulada: 40 años de música instrumental de raíz tradicional venezolana (1973-2003). La cual fue publicada en el pasado mes de marzo de 2021. En este importante trabajo se destaca el impacto que tuvo la agrupación fundada en 1973 por Luis Laguna: Venezuela 4. Veamos:




En Venezuela, a partir de la década de los setenta, comienza un cambio en el concepto de la música instrumental de raíz tradicional venezolana. Los arreglos, el formato, los géneros a interpretar, las formas de expresión y ejecución van a ser la clave del cambio en la música que se venía haciendo en el país. Básicamente gracias a tres agrupaciones: Luis Laguna y su Venezuela 4 (1973), el grupo Raíces de Venezuela (1976) y El Cuarteto (1979). A partir de ahí se fue generando un movimiento de agrupaciones y músicos volcados a la música tradicional venezolana. Dicho movimiento fue creciendo año tras año, incorporándose músicos venidos del ambiente académico, del jazz, de lo folklórico, de lo popular y por supuesto de lo tradicional, convergiendo en propuestas novedosas.

Es importante destacar que aunque la tesis doctoral de Porras Becerra no los menciona, otro Grupo que ha tenido mucho impacto en la música instrumental venezolana y que ha tomado en cuenta las composiciones y el estilo de Luis Laguna y su Venezuela 4, es El Ensamble Gurrufío, fundado en 1984 por Cheo Hurtado, Cristóbal Soto, Luis Julio Toro y David Peña.

Pero veamos lo que ha significado la agrupación creada por Luis Laguna:

En 1973 Luis Laguna funda en Maracay Venezuela 4. Esta agrupación será de suma importancia para el desarrollo de la música instrumental popular venezolana. Venezuela 4 va a ser el referente directo para los músicos de Raíces, (y los que vendrán luego) el formato, el repertorio y la forma de interpretación, serán características que ambas agrupaciones compartirán a lo largo de su trayectoria artística.

Venezuela 4, junto con el grupo Raíces y EL Cuarteto, conforman los tres grupos que servirán como punto de partida para la nueva música popular, instrumental venezolana, cada uno de ellos va a adoptar un estilo propio de ejecución, composición y arreglos. Pero, sin duda alguna, los tres son los referentes más importantes de la música contemporánea venezolana. Hay en día, desde la música académica hasta el Jazz que se hace en Venezuela, tiene que ver con estas agrupaciones. 

Integrado originalmente por Luis Laguna (guitarra y dirección), su hijo Carlos Laguna (cuatro), Eliezer Guzmán (mandolina) y Carlos Soto (contrabajo), a los que se le unirán posteriormente Henry Martínez y “Lencho” Amaro, en las guitarras. Siendo sin duda las composiciones del maestro Luis Laguna, repertorio obligado para Estudiantinas, cantantes y grupos musicales. Venezuela 4 edita su primer disco en julio de 1975, inaugurando con ello, la nueva concepción de música popular instrumental venezolana.




Siendo Venezuela 4 un cuarteto, se puede decir que su principal característica es la mandolina como única voz melódica, exceptuando algunos casos donde la guitarra hace la melodía, pero siempre supeditada a la mandolina, de esta manera el cuatro, el contrabajo y la guitarra, en la mayoría de los casos van a servir de acompañante a la mandolina.

La figura de Luis Laguna como compositor es de suma importancia ya que la mayoría de los temas interpretados por Venezuela 4 son de su autoría, un ejemplo de esto es su primer LP, donde ocho de los doce temas grabados le corresponden. En ese disco aparece también el merengue El Porfiao de Alberto Muñoz, cuatrista del Cuarteto Caraquita.

De manera anecdótica es bueno destacar que quien enseñó a Eliezer Guzmán a tocar la mandolina (mandolinista de Venezuela 4), fue Orlando Moret (mandolinista de Raíces), cuando ambos eran estudiantes en la ULA de Mérida hacia finales de los años sesenta. Quizás por ello la manera de tocar de Eliezer, en cierta forma responde al estilo de Moret. Por otra parte Venezuela 4 no tiene flauta en su ensamble, a diferencia de El Cuarteto donde la flauta es imprescindible. Así mismo Venezuela 4 como Raíces, usan la mandolina en su conformación, - Raíces le incorpora una más para armonizar la voz principal-.

A partir del fallecimiento del maestro Luis Laguna, ocurrida el 01 de agosto de 1984, se reduce un poco el desarrollo de Venezuela 4, a pesar de que la agrupación va a contar con dos importantes compositores, como lo son Henry Martínez y “Lencho” Amaro. Ya para mediados de los años noventa el grupo desaparece, dejando un centenar de composiciones musicales en el repertorio de la música popular venezolana. Venezuela 4 grabó siete producciones discográficas.

 


Sin embargo la música de Luis Laguna no desaparecerá nunca de nuestra cultura y será siempre un referente digno de estudio y de conocimiento. El Maestro Luis Laguna dejó un legado tan valioso como trascendente en nuestra música popular, y con él se abren las puertas a las más innovadoras propuestas y experiencias de tratamiento virtuoso de la música que se viene desarrollando con tanto éxito en Venezuela.

 

Alexander Lugo Rodríguez

01/08/2021

 



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