Recientemente en Venezuela se inició de manera oficial, ministerio de la cultura de por medio, la elaboración del expediente que elevaría ante la Unesco la postulación de nuestra amplia variedad de Joropos, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Es un trabajo que no empezó ahorita, viene de muy atrás, y en esto tiene mucho que ver la intensa labor del profesor e investigador Benito Yradi, presidente del Centro de la Diversidad Cultural.
A mediados del año 2019 organizamos
junto al profesor Benito Yradi varios encuentros sobre nuestros joropos. Las
jornadas la titulamos: Venezuela Tierra de Joropos, y
logramos convocar hasta la sede de la hermosa casona de Los Rosales, a un
importante grupo de cultores, investigadores, músicos, bailadores y amantes en
general del joropo en todas sus formas y especies.
Este evento lo planteamos desde la Fundación Mandolinas
de Venezuela e instrumentos afines: Fundamandolina,
institución dedicada a la Formación, Investigación y Desarrollo Artístico-Social, del Movimiento
Cultural-Musical, vinculado a las Mandolinas, Bandolas Venezolanas e
Instrumentos afines.
El
21 de septiembre del año 2019 comenzamos con la primera jornada dedicada al
Joropo Oriental, que constó de Conversatorio,
Muestra Musical y Baile. Quince días después, se realizó la segunda jornada
dedicada a este joropo del oriente del país. Así continuamos cada quince días
abordando un tipo distinto de joropo de acuerdo a su zona de expansión por el
territorio nacional.
El 22 de febrero de 2020 realizamos el I
Taller Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad según la
Convención de la UNESCO, el cual fue dictado por Benito Yradi, donde
pudimos compartir saberes con un importante grupo de cultores e investigadores,
entre los que podemos mencionar a Ismael Querales, Carlos García, Jesús Rondón,
Cheo Hurtado, Fernando Guerrero, Milagros Figuera, Giovanni Sciortino,
Alejandro Bruzual, Miren De Tejada, Yadira Gudiño, Arianne Véliz, Armando
Quero, entre otros.
Revisemos algunos autores que han dedicado tiempo
y trabajo al tema del joropo, diversos enfoques nos brindan un exhaustivo
recorrido por esta palabra polisémica. Veamos primero aquellos que la refieren
como un asunto corporal, así como de la euforia del baile y de aquella música
que la suscita:
Lisandro Alvarado en
su Glosario de Voces Indígenas (1921), nos pinta el joropo como “Aire y baile popular”. En su novela autobiográfica Viaje al Amanecer (1943), Mariano Picón Salas hace esta ardorosa descripción
de un baile de joropo: “…el tremendo
dios del joropo. Es una danza
caliente, veloz que sume hasta marear, en su sensual torbellino”. En cuanto
a la semántica del término, el filólogo y ensayista Ángel Rosemblat señala: “Nos parece que Joropo es un derivado de jaropear
en el sentido de bailotear. El Joropo
sería así un baile en que lo característico era el zapateado o escobillado”.
En 1953 Luis Felipe Ramón y Rivera
publica El Joropo: Baile Nacional de
Venezuela. Allí parte de sus antecesores para definir al joropo: “El concepto tradicional da a ese término
primordialmente la significación de
baile”.
El eminente
etnomusicólogo francés Gerard Behague publicó en su libro La Música en América Latina (1983) que: “El joropo es una danza
bastante rápida y frecuentemente hace uso de la hemiola”, con esto incorpora
un elemento musical en su compleja rítmica. La dupla de antropólogas
venezolanas Cecilia Fuentes y Daría Hernández confirman el apego del término a
la parte dancística: “El joropo es
conocido como una expresión musical bailable de generalizada y larga tradición
en el país”, (1987).
Cuando hay baile por ende existe una
música que lo convoca, veamos dos referencias donde se aparean los dos términos
y uno más donde se suma la poética de los versos:
“Denominado por mucho
tiempo como fandango haciendo alusión
a un baile o fiesta. Hoy se denomina así al baile folclórico y a la música que
lo anima.”. (José Peñín, 1998)
“El joropo es el canto
y baile nacional de Venezuela y de los llanos orientales de Colombia”.
(Rafael Salazar y Oswaldo Lares, 2003)
“Joropo de manera genérica, designa formas de música, baile y poesía popular”. (Edgar Ricardo Lambuley,
2014).
Veamos ahora al Joropo en sus referencias como Fiesta
Popular, tal como provenía del antiguo Fandango:
“Fiesta popular hogareña” lo
definió Ramón y Rivera en La Música Popular de Venezuela (1976). Asimismo
en la obra citada de Fuentes y Hernández, las antropólogas señalan que: “No sólo en Venezuela, también en México y en España, la voz
“joropo” significa fiesta y alboroto”.
Y más adelante refieren: “es sinónimo de
toda una fiesta de participación popular en la que se interpreta y baila este
tipo de música y que se realiza para conmemorar un acontecimiento importante en
la comunidad o en la familia”.
En su artículo La Maricela. De la Oralidad a la Escritura, (2002) el musicólogo
José Peñín describe: “… enigmático
término que hoy conocemos como joropo y que sustituyó en la segunda mitad
del s. XIX al de Fandango, utilizado
para significar una fiesta de carácter popular donde se cantaba con el
acompañamiento de instrumentos, se bailaba, se comía y sobre todo se bebía”.
Del mismo modo podemos leer en el libro
El Arpa en Venezuela (2016), del musicólogo
y arpista Fernando Guerrero que: “El joropo no es una pieza, no es un baile, es
un espectáculo, no se toca ni se baila, se celebra la fiesta que se manifiesta como una totalidad, integrada por espacio, vestuario,
anécdota, aguardiente, lo mágico-religioso, la relación de personas y por supuesto,
alrededor de la música”.
La investigadora y docente universitaria
Katrin Lengwinat, publica en 2016 un artículo titulado: Joropo llanero tradicional en Venezuela, allí señala que: “El
joropo en su ambiente consuetudinario, es
fiesta, encuentro, música específica, baile y también comida y bebida”. El investigador colombiano Edgar
Ricardo Lambuley, señaló en su tesis doctoral ya citada: "Resulta normal encontrar referencias al joropo en
relación a las actividades propias del parrando —la fiesta tradicional llanera—.
El sentido de Identidad y de expresión
Cultural no escapa al universo del Joropo, veamos:
·
“Joropo es
el nombre que incuestionablemente define ante propios y extraños, la esencia de algo netamente venezolano”, (Ramón
y Rivera).
·
“El joropo, prototipo de la
música mestiza”, (Gerard
Behague).
·
“…factor
de identidad venezolana. Como expresión de la cultura popular, posee
relación con otras tradiciones de países latinoamericanos que tienen antecedentes
históricos comunes”. “Es una de las
expresiones más notable de nuestra cultura popular tradicional”, (Cecilia
Fuentes y Daría Hernández).
·
“Es una de
las expresiones folclóricas de mayor
raigambre”. “El joropo es uno de los mejores símbolos del mestizaje cultural”. “El joropo es una de las manifestaciones
más representativas del folklore
nacional”, (José Peñín).
·
“El joropo es una expresión de arte popular en permanente
evolución, que involucra poesía, canto, música y danza”, (Claudia Calderón).
·
“El joropo
como el fandango es también un fenómeno
sociológico y no simplemente música y baile”. “en la cultura popular el
joropo viene a ser una expresión genuina
del pueblo”, (Fernando Guerrero).
·
“El joropo,
es una expresión auténtica de la cultura de nuestro pueblo”,
(Alexander Lugo).
·
“El joropo
se constituye en factor definitorio de
nuestra identidad nacional porque
sus características y condiciones, así lo determinan”, (Cleotilde Fuentes).
·
“El término
joropo es utilizado hoy en día para designar las prácticas culturales festivas que se dan alrededor de las músicas y
bailes llaneros”, (Edgar Ricardo
Lambuley).
·
El joropo constituye
la corroboración fehaciente de la prolongación de fenómenos artísticos
musicales de muy vieja data…, es quizás el
género festivo-poético-musical de ascendencia hispánica más extendido y
reconocido de Venezuela. (Oscar Bataglini).
·
“El joropo es la alegría esencial de Venezuela, la
farsa y la tragedia venezolana, su melancolía, la languidez de sus siestas, la
pasión de su querer, la agudeza de su ingenio y el furor de su temperamento”,
(Thomas Ybarra).
El
joropo es parrando y escobilleo en el baile, “empatando noches con noches”, es
composición de autor y creación colectiva, es anónimo y variante de todos, es tremolar
del canto, y contrapunteo en la porfía y tañío del coplero, es bastimento del
veguero, es pasión que palpita en el pecho, es baquiano de las coplas, por
trochas y atajos, y senderos que cruzan aguas, montes y lejuras, y también es
poesía doliente y es guayabo de amaneceres aquerenciado de “un anhelo de honda
vida”. Y es el joropo, en sí, el arte de enlazar amores.
Alexander Lugo Rodríguez, junio de 2021