En sus manos de seda se talló la tersura y el espíritu de la memoria de su pueblo. Nació predestinado para darle forma definitiva a una música tan antigua como vital, que fue revelando los secretos de su espíritu y la nobleza de su alma.
Ese pueblo de los tres golpes en su onomatopeya, esa calle donde sus pasos encontrarán su antigua huella, esa casa que albergó sus sueños, aquella montaña que silbó sus misterios y llenó de presentimientos su memoria, lo fueron definiendo.
Para él, las cuerdas del arpa también tendrán un misterio, que ira revelándose ardua y metódicamente:
“Yo tengo como un mapa en la cabeza, pero de música…”.
Claudia Calderón lo abordó en la fibra de su espíritu y en la complejidad de su música: “Fulgencio desarrolla un código interno de memoria musical de gran complejidad y en formas extensas, el cual está comunicado directamente con la fuente de la improvisación… depurando una verdadera filigrana de texturas y de gestos musicales exquisitos”.
Su música penetra en los huesos, y palpita en la melancolía, y es triste en la madrugada y sangra en todas las horas que se le invoca:
“Para mí, tocar el arpa es el amor más grande que he conocido, aparte de mi mamá. Yo creo que no hay otra cosa que tenga más poder, ni iguale el poder de tocar el arpa”.
Miguel Delgado Estévez, nos confiará: “Siempre sentíamos una admiración profunda a su trabajo, a su seriedad con lo que hacía. Debo recordar su inmenso legado, su formidable legado a la música venezolana y en particular a la música de los Valles del Tuy”.
Esa música de la zona central del país, con epicentro en Miranda y Caracas, música que irradia su luz hasta Aragua y Carabobo, será siempre el alma de los “Joropos”, aquellas fiestas familiares, de encuentros y comunión de los afectos y largas jornadas de bailes.
El Dr. Carlos Torrealba, nos refiere: “Fulgencio Aquino fue un representante insigne de una familia de Tácata, en la que había buenos bailadores y varios intérpretes del arpa central. Fulgencio dio a conocer su forma de tocar, su forma de hacer el joropo”.
Su música nos invade el alma y está siempre asomándose, como una melancolía:
“Como tantos, fabrica sus propios instrumentos y va configurando su propia técnica instrumental “viendo hacer” a los otros, a partir de un principio de aprendizaje autodidacta propia de la mayoría de los músicos populares y en armonía con un sentido colectivo con la ejecución de esa música, es decir, dentro de una tradición viva de canto, baile y festejo”, razona Claudia Calderón.
La
“Revuelta” consiste en
una serie de partes (danzas) enlazadas unas con otras formando un entramado de
ricas texturas, algunos musicólogos la han comparado con la “Suite barroca”
(quizás soñada por Fulgencio). Sus temas musicales, se denominan: Pasaje, Yaguazo, Camarones, Guabina,
Marisela, Llamada del mono (o del
coco).
El arpista aragüeño Pedro Sanabria nos aclara:
“La Revuelta no es comercial. De allí
pues que esos “Pasajes”, esas “Revueltas”, sobre todo la “Revuelta” completa
con “Pasaje”, “Yaguazo”, “Guabina” y “Marisela”, que se vuelvan a ejecutar va a
ser difícil, de allí pues que, es triste como lo comercial acabó con algo tan
hermoso, como fue la ejecución clásica de la música de nuestro Joropo”.
Claudia
Calderón compara:
“El tipleo
de las cuerdas de acero confiere una sonoridad inconfundible a esta música, que
nos remite irremediablemente al timbre del Clavecín en el registro agudo,
mientras que en el grave la sonoridad puede variar mucho, desde la cuerda
suelta resonante, hasta el sonido pizzicato
o apagado más seco y misterioso,…”.
Por su parte, Carlos Torrealba enfatizó: “Se conocen varias versiones de sus
“Revueltas” que fueron grabadas y una de ellas, por cierto por la maestra
pianista Claudia Calderón y tocata en el piano y presentada a nivel
internacional. Fueron muchas las grabaciones que dejó el maestro Fulgencio,
varias de ellas realizadas con Manuel María Pacheco, el conocido “Turpial
mirandino”. También llegó a grabar con el maestro Margarito Aristiguieta. Una
características interesante en algunas de sus grabaciones, es que él dejaba
espacio para que el oyente, -o el que comprara su trabajo-, pudiera disfrutar
de sus manos sobre el arpa, es decir del trabajo instrumental. En este sentido
se encuentran, como ya dijimos, “Revueltas” y varios “Golpes” también, grabados
de manera instrumental para que fueran apreciados”.
Ismael
Querales nos
confesará:
“Recibía clases dos veces por semana y
eso era conversar y conversar, pero yo lo que menos hacía era estar atento a
las clases, a mí lo que más me gustaba era sentarme a ver al maestro Aquino,
con esas manos tan hermosas que tenía, como las movía en el arpa… todo lo que
hacía, y todos los cuentos que me echaba”.
Hay una palabra clave para el maestro
Fulgencio Aquino en su desarrollo como gran músico:
“Siento muchas cosas… Por el interés y
la virtud que he tenido desde chiquito y el fundamento, porque para llegar a
estas alturas con la música tiene que tener la responsabilidad sobre todo,
porque si uno sale con la inteligencia para tocar el arpa y no tiene
fundamento, no vale nada”.
A este respecto el pianista “Chuchito” Sanoja, destaca:
“Como todo un venezolano sencillo y
ejemplar, Fulgencio llamó “fundamento” a la “probidad”. Ese “fundamento”
purificó la “Revuelta” mirandina hasta convertirla en el más grande, complejo,
desconocido e irrepetible legado musical venezolano. Razón tenía Yehudi Menuhin
cuando dijo que Fulgencio Aquino era nuestro Johann Sebastian Bach”.
Esa línea directa que se establece en
la música que se desarrolló en el centro de Europa a partir de siglo XVII (de
1600 a 1750, año de la muerte de Johan Sebastian Bach), denominada luego por
los musicólogos como “Período Barroco” y las “Revueltas”
y Golpes de Fulgencio Aquino, nos es reseñada en varias ocasiones:
Claudia Calderón:
“Nos
hallamos frente a un maestro de la talla de Rameau o Couperin, Domenico
Scarlatti o el padre Antonio Soler, compositores que cristalizaron en su música
escrita el repertorio procedente de la tradición oral de piezas y danzas
populares plebeyas y cortesanas”.
Miguel Delgado Estévez: “En una ocasión estaba de visita en mi
casa un guitarrista australiano y le puse a oír la música del maestro Aquino
(el disco “Golpes y Revueltas”) y él estaba pero sorprendido de cómo esa música
podía existir en esta tierra, inclusive él me decía: “chico pero eso es Bach,
eso es Corelli, eso es Vivaldi”, asociaba la música del maestro Aquino con los
grandes maestros del Barroco. En otra ocasión estuvieron en mi casa, hace
muchos años, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, con quienes siempre nos unió una
gran amistad, y les mostré también el trabajo del maestro Aquino, y ellos
manifestaban su sorpresa de cómo esa música podía existir en gente del campo
venezolano, cuando ahí había una referencia de la música de los grandes
maestros del barroco”.
“Cheo” Hurtado: “Bueno Fulgencio es… comparar esa “Revuelta” tan rica, como dijo el
cuatrista Ángel Martínez que si lo que compuso Fulgencio hubiese sido de Bach
sería de las composiciones más famosas y más apreciadas en el mundo.
Definitivamente el arpa de Fulgencio Aquino ha demostrado que la música de Bach
alguna vez fue popular, ahí está el ejemplo venezolano de lo que ha llegado a
ser música clásica o barroca… ese es Fulgencio Aquino para nosotros los venezolanos
y bueno se merece todos los elogios, que se quedarían cortos delante de la
magnitud y el legado que nos dejó”.
Definitivamente esos grandes maestros
del periodo renacentista y barroco de la música académica, tienen su origen en
el pueblo, puesto que ahí está la raíz, está la esencia y el espíritu de
aquella música. Las manos prodigiosas en las cuerdas de metal, y de naylon y de
cuero de aquella arpa tuyera, del maestro Fulgencio Aquino nos lo revela así. Algunas
apreciaciones de importantes arpistas sobre el legado de Fulgencio Aquino, nos
ilustran su grandeza:
Fernando Guerrero: “El maestro Aquino fue el
más fino de los arpistas del arpa central, además un compositor muy interesante
de música muy bella, probablemente, a mi entender, el mejor arpista de los
clásicos antiguos. Merece un homenaje y merece no ser olvidado”.
Pedro Sanabria: “El maestro Fulgencio Aquino fue uno de los iconos del arpa en nuestra zona central”.
Yustardi Laza
(“el príncipe del arpa”): “Yo diría que el maestro Fulgencio Aquino, maestro de
maestros, nos dejó un gran legado que cada día está más vivo que nunca. Para mí
el maestro Fulgencio Aquino es decir “el Juan Vicente Torrealba del joropo
tuyero”. El cual siempre desde niño admiré en mis comienzos en el arpa, fue una
guía y es una referencia obligatoria dentro de nuestro joropo. Hay que recordar
al maestro Fulgencio Aquino con todo el cariño y seguir tocando su música que
cada día está más viva entre todo nosotros los que hacemos vida dentro del
joropo tuyero”.
De los sueños revelados del maestro
Fulgencio, baste esta referencia que nos contara Ismael Querales:
“Recuerdo que una vez me echó el
cuento de un sueño que tuvo con un gallo: y haciendo su trabajo de jornalero se
perdió, perdió a los compañeros, pero era en el sueño, y él comenzó a caminar
por ese monte, por esa selva, y vio una luz a lo lejos, y vio un baile y oía un
arpa, era un baile que estaba sonando lejos, entonces se fue acercando y cuando
llega a la puerta el que tocaba el arpa era un gallo. Y el gallo le dice:
“maestro Aquino ¿cómo está, qué hace usted por aquí? Acérquese aquí para
enseñarle algo”. Entonces el gallo le enseñó un “pasaje”, y él, cuando soñaba
(con la música) tenía la costumbre de levantarse en la mañana y repasarla en el
arpa, repasó su pasaje en el arpa, y bueno se lo aprendió. Él después tenía una
disyuntiva y nos preguntaba a nosotros, inclusive estaba Rafael Salazar, nos
preguntaba después que él tenía una disyuntiva que era que había que registrar el
“pasaje” pero no sabía quién era el autor, si era de él o del gallo”.
Se acaban de cumplir 27 años de su
partida, ocurrida el 21 de julio de 1994 a la edad de 79 años. Había nacido un
primero de enero de 1915 en el caserío “Sabaneta” del pueblo de Tácata –el
pueblo de los tres golpes- en los Valles del Tuy del estado Miranda.
-Alexander Lugo Rodríguez-
Julio 2021
23/07/2021
Gracias profe por recordar a este maravilloso arpista Fulgencia Aquino lo conoci ya era bastante mayor
ResponderEliminarMe encanta la revuelta Tuyera
Que bueno que tuviste la suerte de conocerlo. Yo también pude hacerlo en el año 1992, dos años antes de su partida!
EliminarAgradecido por leer mi Blog y te invito a suscribirte!
Saludos!!!!
Es sin duda alguna, Fulgencio Aquino, el referente mas importante de la música tuyera de finales del siglo pasado. efectivamente el epicentro de esta música que se comenzó a difundir en lo que podríamos decir, parte de la zona central de Venezuela en los estados Miranda y Aragua, con influencias en Carabobo y el hoy estado La Guaira. Su nombre o denominación no deja de ser tuyera por lo que se corresponde a la cuenca del río Tuy que nace en la región montañosa del Monumento natural Pico Codazzi, en el Edo. Aragua y en su recorrido pasando cerca de Caracas, desemboca en Barlovento, para ser con sus aguas, parte de nuestro mar Caribe. El arpa de Don Fulgencio será por mucho tiempo un sueño verdadero que se materializa en estas tierras, luego de un largo viaje sonoro iniciado en África, pasando por Europa y atravesando el Océano Atlántico, para quedarse eternamente en Venezuela.
ResponderEliminarEfectivamente es así César, Fulgencio fue un adelantado a su tiempo, pero por décadas. Lo que él hizo todavia se estudia y muchas de sus piezas y técnicas no se han podido aprovechar por que ahora se piensa más en lo comercial. Su música retrata un pasado y nos proyecta hacia el futuro.
ResponderEliminarTe invito a suscribirte al Blog y seguir dejándonos tus extraodinarios comentarios!
Saludos,
Alexander
Muchas gracias, Alexander, por regresarnos a la memoria de tan ilustre e inspirado Maestro de pureza y autenticidad inigualable!
ResponderEliminarAsí es, su autenticidad y pureza como arpista y como ser humano, hacen grande al maestro Fulgencio Aquino. Complacido que te haya gustado el escrito.
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