miércoles, 11 de agosto de 2021

La Radiante Fulguración De Un Gran Artista. Entrevista Soñada al Maestro Vicente Emilio Sojo. Por Alexander Lugo

 



ALR: Saludos maestro Sojo, disculpe que interrumpa sus meditaciones. Usted es considerado el Maestro por excelencia de la Música en Venezuela y estamos preparando una pequeña biografía suya. Quisiera nos respondiera algunas preguntas, si no tiene inconvenientes.

VES: Los hombres de pueblo no tenemos biografía, muchacho. Yo me he limitado toda mi vida a trabajar calladamente por el gusto del trabajo, sin buscar publicidad de lo que hago, muy modesto por otra parte… y siempre dentro de Venezuela.

ALR: Comenzaremos por unas preguntas básicas, este breve cuestionario nos dará una pista inicial sobre su vida. Por favor díganos su nombre completo…

VES: Vicente Emilio Sojo, hijo natural de Luisa Sojo, hermosa campesina guatireña, en unión libre con el boticario del pueblo Francisco Reverón López, venido de las Islas Canarias.

ALR: Por favor refiéranos su lugar y fecha de nacimiento

VES: Nací en Guatire, estado Miranda. El día 8 de diciembre del año 1887

ALR: Maestro Sojo háblenos de sus estudios musicales…

VES: Como no, a los ocho años comienzo estudios de Solfeo y Canto con el maestro Régulo Rico Lugo, en Guatire; en el año 1910 ingreso en la Academia de Bellas Artes (en Caracas) como alumno de Teoría y Solfeo y Armonía, bajo la dirección de los maestros Ignacio Bustamante y Andrés Delgado Pardo, respectivamente. Luego recibí muy buenos consejos del profesor Primo Moschini. Los estudios superiores de Contrapunto, Formas Musicales, y Orquestación, los hice sin maestros.

ALR: ¿Qué Títulos posee?

VES: Estudié sólo hasta segundo grado de primaria en la Escuela José Enrique Centeno de mi pueblo natal. No poseo ningún título.

ALR: ¿Premios y Becas obtenidos?

VES: Becas nunca. Obtuve el Premio Nacional de Música, la primera vez que se otorgó.

ALR: ¿Qué cargos ha ocupado?

VES: Director de la Escuela Superior de Música “José Ángel Lamas”, Profesor de Composición Musical, de Teoría y Solfeo Superior, de Ritmo y Melodía, de Canto gregoriano y de Conjunto Coral. (Los cuatro últimos ad honorem).

ALR: ¿Cuáles son sus Obras Musicales editadas?

VES: Algunos Madrigales y Canciones Corales y los “Cuadernos para Canto y Piano”

ALR: Hable de sus Actuaciones: Conciertos, Ejecución de sus Obras, etc.

VES: Estuve 19 años al frente de la Orquesta Sinfónica Venezuela. Y pasé de 23 años al frente del Orfeón Lamas. Mis obras han sido tocadas casi todas.

 

(Todos los 29 de junio en Guatire explota la Parranda de San Pedro, con sus sanpedreños, su María Ignacia, sus “Tucusitos”, sus abanderados “rojiamarillos” y sus músicos cantores que recorren todo el pueblo acompañados en el baile por los “coticeros”. Es una fiesta de colores, cantos, música y mucha euforia popular, bordando alegría y entusiasmo. Pero no es sólo los 29 de junio. De diciembre a diciembre, la música ocupa un lugar privilegiado en la vida de los guatireños: las fiestas navideñas, la diversión carnestolenda, las festividades en honor a San Juan, los Velorios de Cruz de Mayo, el Mampulorio, los actos litúrgicos y la canción romántica que alcanza su máximo esplendor en las veladas serenateras).

 

(Me topo con el maestro Sojo en los alrededores de la Plaza de Guatire).

ALR: Buenas tardes maestro, ¿Qué me puede decir de Régulo Rico, su primer maestro de música?

VES: Debo hacer algo de ejercicios. Hablemos mientras caminamos. Régulo Rico era el maestro de Capilla de la iglesia Parroquial y fue un hombre de mérito auténtico. Lo conozco desde que yo era monaguillo y campanero en esa iglesia que ves ahí, la de “Santa Cruz de Pacairigua”. A él le dediqué una de mis obras: “La Misa Breve a tres voces oscuras” de 1934

ALR: ¿Qué instrumentos aprendió a tocar a su lado?

VES: Guitarra, Flauta, Violín, Trombón, Bombardino y otros instrumentos de pistones.

ALR: Creo que es más sencillo que me diga los que no ha aprendido a tocar

VES: No tanto. El último aprendizaje ha sido el del violonchelo. Pésimo aprendizaje por cierto.

ALR: ¿Cuándo fue su entrada como docente en la hoy denominada Escuela Superior de Música?

VES: Eso fue por allá en 1921 como Profesor de Teoría y Solfeo. Más tarde, en 1936, fui nombrado Director. Creé la Cátedra de Composición Musical “antirreglamentariamente”.

ALR: ¿Cómo fue eso?

VES: No estaba prevista dicha Cátedra en el reglamento. Más tarde se reformó este.

ALR: ¿Ha compuesto mucha música en su vida?

VES: Bastante, pero sólo se ha salvado una parte. Rompo siempre lo que no sirve.

ALR: ¿Podría usted citar algunas de sus obras?

VES: Música Sacra e Instrumental; algunas Misas, Motetes, Cantatas, Salmos, Te Deum, Música Polifónica Vocal y algo de Música de Cámara.

ALR: A su juicio ¿cuáles son los músicos más grandes de nuestro tiempo?

VES: De mi tiempo sin duda, Stravinski y Prokofiev. ¡No se quede atrás apúrese!

ALR: Le invito un jugo de naranja maestro

VES: Muchas gracias, me hacía falta!

ALR: Maestro sentémonos un rato en este banco y dígame ¿Qué recuerda de aquel romance con la bella Eduvigis? Hay cartas tan apasionadas…

VES: Muchacho, no seas impertinente, eso no es verdad. Esa era una notable dama también, seria y respetable. Nos tratábamos dentro de la cordialidad que se mantiene entre jóvenes de la misma edad. No te voy a negar, muchacho curioso, que me gustaba. Eso y nada más. Buenas noches, mañana seguimos la conversa.

(Eduvigis María Ascanio fue su primer gran amor, aquí en Guatire, pero el estatus socio-económico del mozuelo es la causa del revés emocional. Aunque la joven se demuestra totalmente enamorada, el rechazo social de la familia no permite que dé frutos este romance. En una carta que la joven le escribe se refiere al joven Vicente Emilio como “mi adorado amante y luz de mis ojos” se despide de la siguiente forma: “Amado, ruego a Dios por nuestra deseada unión”. Tu fiel amada que te abraza y no te olvida nunca jamás… tu vida… Eduvigis María Ascanio”).

 




 Me presento muy temprano a buscar al maestro Sojo en la Escuela de Santa Capilla en el centro de Caracas y me lo encuentro rodeado de sus gatos…

ALR: Maestro Sojo buenos días, ¿cómo amanecieron los gatos? Estaba revisando unas declaraciones suyas donde señaló que entre los compositores con que ha tenido mayor afinidad están Mozart y Debussy, pero no así Beethoven, ni Verdi; y mucho menos Wagner. ¿Cuándo comienza a cambiar su estilo de composición?

VES: ¡Estos gatos no se cansan de comer! La revelación estilística del moderno arte francés detuvo mis afanes clasicistas. Y después de largas meditaciones, me decido a ensayar un nuevo estilo comenzando por mi “Salve Regina”; Tres Corales a Capella para voces oscuras; “Dominus Iesus”, para coro mixto y órgano concomitante; “O Salutaris”, para barítono y armonio; “Ave Verum Corpus”, para barítono y pequeña orquesta, y otras más que no recuerdo bien ahorita mismo.

ALR: Sus creaciones litúrgicas, maestro, responden a un acendrado culto religioso. Monseñor Juan Francisco Hernández, una vez le preguntó si usted componía sus obras de rodillas ante el Señor

VES: Si, y le respondí que yo siempre ¡ando de rodillas ante Dios!

ALR: Cuando en 1921 es nombrado profesor de Teoría y Solfeo, infunde respeto y ya muchos le llaman “Maestro”...

VES: Tenía para ese tiempo 34 años y el antiguo edificio colonial de la Academia se convierte para mí en una suerte de templo al cual llamé “mi casa”. Estudio mucho, preparo mis clases y las dicto de memoria. Soy severo y exijo mucho de mí mismo, y por ende de mis estudiantes. Eso me caracterizará por siempre.

ALR: En 1925 le llega desde Guatire una noticia muy triste: “La distinguida Eduvigis ha fallecido”, y usted, hombre devoto seguro, eleva una oración y hace lo que su corazón dicta…

VES: Si. Para honrar la memoria de tan querida Dama, le compuse la “Misa Blanca para Santa Eduvigis”. En esta obra prevalece un tinte melancólico.

ALR: El 23 de marzo de 1926, en la parroquia caraqueña de Santa Teresa y próximo a cumplir los 40 años de edad, usted se casa con Efigenia Montero Puche, de 21 años. La joven que logra revivirle el amor, es oriunda del estado Yaracuy y labora como usted en la tabaquería. Cuatro hijos bendecirán su unión: Pablo, Efrén Vicente, Ricardo y Carlos Eduardo…

VES: Sin embargo la muerte temprana de Pablo y de Ricardo, nos sacudirá…

ALR: La tercera década del siglo veinte le tiene reservada una intensa actividad Maestro, y nacen de su mano y liderazgo, dos instituciones claves para la música en Venezuela…

VES: Así es: el Orfeón “Lamas” y La Orquesta Sinfónica Venezuela. Los cuales sellan a partir de 1930 un nuevo tiempo en la historia musical nacional.

ALR: A comienzos del mes de junio de ese año, el violinista José Lorenzo Llamozas publica una nota titulada Los méritos del maestro Sojo, que terminaba así:

Hay quien al verlo de lejos, estímalo soberbio y como hinchado de sí mismo; pero conocido Sojo de cerca y penetrando dentro de sus obras, se le encuentra ingenuo y claro como un niño. La radiante fulguración de nuestro artista nos da el pensamiento de la próxima y definitiva plenitud de la moderna música venezolana.

VES: No es para tanto, no es para tanto…

ALR: Maestro, pero apenas 21 días después del debut de la OSV, el 15 de julio de 1930, Caracas se conmociona tras la primera audición pública de una gran coral mixta que enaltece el nombre del maestro de la Colonia José Ángel Lamas. Por su puesto usted dirige esa masa coral. ¿Es usted un hombre satisfecho de sí mismo, maestro?

VES: Nunca he pensado en eso… Tengo otras preocupaciones.

ALR: Por ejemplo ¿que estos gatos no pasen hambre? Hasta luego maestro feliz tarde.

 

(En medio de rigurosos ensayos y aplaudidos conciertos, nadie imagina el drama familiar que vive la familia Sojo-Montero. Debido a descompensaciones en la salud de Efigenia, debe separarse la familia. El maestro Sojo se muda con su esposa a San José del Ávila, por recomendaciones de los médicos, y se han visto en la necesidad de delegar los niños al cuidado de la abuela paterna Doña Luisa, y al tío Casimiro).




Encuentro al maestro sentado bajo al granado en el patio de la Escuela. Como regresando de un sueño, lo oigo musitando para sí:

VES: Al parecer era tuberculosis aquello que se fue llevando a mi querida Efigenia. El 21 de mayo de 1932, a la edad de 27 años, su vida se extinguió definitivamente…

ALR: Maestro disculpe que lo saque por un momento de sus cavilaciones. En memoria de su difunta esposa, usted concebirá la “Misa a Capella, en honor a Santa Efigenia", pero ese trabajo lo culminará en 1935, ¿qué me puede decir de esa obra?

VES: Esta Misa sirvió para demostrarle a mis alumnos, cómo los episodios en el Motete se diferencian de los de la Fuga. Varios de mis alumnos hicieron muy buenos trabajos basados en el modelo que les encomendé estudiar.

ALR: Usted siempre tan pendiente de su labor de pedagogo preocupado por el aprendizaje y desarrollo de sus discípulos. Con razón alguien lo llamó “El Sócrates Venezolano”.

VES: Bueno, pero quizá por esto mismo, mi labor de compositor se vio mermada. A partir de 1937 mis creaciones musicales escasearon, a causa de esa dedicación intensa a la enseñanza... Desde mi viejo pizarrón de profesor y tras su inclemente borrador, ¡se han ido mis mejores composiciones!

ALR: Maestro lo noto muy melancólico. Quiero hablarle de una mujer extraordinaria: En 1937 María Luisa Escobar le impone la Medalla Cultural del Ateneo de Caracas, en virtud de su labor artística. Usted recibe honroso la condecoración. ¿Recuerda ese momento?

VES: Claro, como olvidar a esa gran dama de la Cultura que fue María Luisa Escobar, pianista, compositora y exitosa gerente creadora del Ateneo en 1931, además era una mujer muy bella. Recuerdo que al recibir la condecoración dije: “saco este papel para que no se me enrede la lengua y no se me vayan las ideas”…

 ALR: Esta será una de las pocas ocasiones en las cuales acepte homenajes. Se distinguía usted más bien por rechazarlos.

VES: Traté siempre de no distraerme con homenajes, aunque no siempre logré evadirlos. Lo que si no permití nunca, era que me compraran con medallas y lisonjas, o me sobornaran con prebendas.

ALR: Eso lo sabemos maestro. Usted no dejó que el general Gómez le otorgara la “Medalla de la Instrucción Pública”, con la cual quiso honrarle por rescatar y difundir la música colonial…

VES: Y a otro dictador, Marcos Pérez Jiménez, le mandé a decir que “a mí no me enchapa nadie”, cuando quiso congratularme con una placa.

ALR: Hasta a su amigo y paisano, y entonces presidente de la República, Rómulo Betancourt dejó con “los crespos hechos”…

VES: A Rómulo le dije en un acto público, que aunque yo era más pobre que una rata, soy insobornable!

ALR: ¡Genio y figura, querido maestro, genio y figura!

Sojo a los 50 años de edad comienza su etapa más fecunda en otros aspectos de la música y la investigación. Se dedica con esmero a sus clases y a las recopilaciones y armonizaciones de cantos populares. El guatireño echa mano a los recuerdos de su ya lejana infancia y años juveniles. La memoria viva es fuente principal, pero no la única, también busca un papelito por aquí, algunas canturías por allá, recogidas por sus colegas Juan Bautista Plaza o Sergio Moreira, o recopilaciones del folklorista Rafael Olivares. Pero es la experiencia serenatera con su maestro Régulo Rico, la mayor fuente de sus recuerdos sonoros.

ALR: ¿Maestro Sojo, que le parece si hablamos ahora de su obra de Salvaguardia Musical. Cómo fue esa labor suya, no solo de rescate, sino de reanimación y de salvaguardia de nuestros cantos populares?

VES: Fueron casi 300 títulos, en una labor cercana a los 30 años, cuyo objetivo fue extraer de la memoria del pueblo, transcribir al pentagrama, armonizar para piano, algunas con voz solista, y publicar aquellas viejas melodías, que ya estaban olvidadas.

ALR: ¿En qué año comenzó ese importante trabajo?

VES: El año de 1940 había ya publicado un Cuaderno con diez canciones de carácter infantil. La intención de ese trabajo fue didáctica.

ALR: Pero antes ya había aparecido el Cuaderno con Tres Canciones Infantiles (1939)

VES: Correcto. Eso fueron propiamente composiciones mías para la Escuela Primaria, con versos de Enrique Planchart. El ejemplo cundió y más adelante compuse “Diez Canciones de Ronda”, inspiradas en “dichos” y juegos del folklore venezolano.

ALR: ¿Qué se cantaba en las escuelas antes de que aparecieran sus célebre Cuadernos?

VES: Canciones foráneas de lo peor. El objeto de ese trabajo fue poner en relieve la modalidad expresiva de nuestro canto vernáculo.

ALR: Ese trabajo suyo de recopilador de cantos será siempre “actual”, porque pertenece al ayer y también al mañana, puesto que goza de la modernidad que significa la calidad de siempre.

(Una fase bastante importante en el trabajo del Maestro Sojo, fue la de esa serie de canciones populares venezolanas que yacían en injusto olvido. Lo mismo hizo con las canciones infantiles y los aguinaldos, que también por aquellos años, amenazaban con perderse. En esas canciones hay de todo lo que constituye gran parte del folklore de la región central del país, incluyendo Joropos, Golpes, Boleras, Guasas, Serenatas, Aguinaldos, y hasta Madrigales. Esa labor de rescate, sirvió para contrarrestar los negativos pasos de búsqueda desaforada de todo lo que fuera “moderno” y ajeno a nuestras tradiciones. De no haberse recopilado y editado todo este material, buena parte de la historia musical venezolana se hubiese extraviado en el olvido).

En nuestro siguiente encuentro, me consigo al Maestro Sojo, en el aula donde dictó sus clases por más de 50 años. Parado rígido frente al pizarrón como buscando en el aire sus composiciones…

ALR: Maestro Sojo hablemos un poco de sus alumnos de composición. (Sin moverse de su punto, me responde):

VES: Ellos dieron qué hacer a muchas reputaciones consagradas.

ALR: ¿De cuándo es la primera promoción?

VES: De 1944, allí egresan los pioneros: Evencio Castellanos, Ángel Sauce y Antonio Estévez, que era el más joven del grupo.

ALR: Y el más cascarrabias.

VES: Les siguen José Antonio Ramos en 1945 e Inocente Carreño en 1946. En 1947 vuelven a egresar tres maestro compositores: Antonio Lauro, Gonzalo Castellanos y Carlos Figueredo; y tres más en 1948: Manuel Ramos, José Clemente Laya y Blanca Estrella de Méscoli.

ALR: La primera mujer en lograrlo.

VES: Si. Pero vendrán otras brillantes mujeres, a partir de los años cincuenta y hasta principios de los setenta: Nazil Báez Finol, Modesta Bor, Nelly Mele Lara, y Alba Quintanilla, entre un grupo nutrido de hombres.

ALR: Maestro usted fue escogido como parlamentario el 17 de diciembre de 1946. ¿Cómo fue esa experiencia?

VES: La política muchacho, es la ciencia de las posibilidades. Lo interesante es que esas posibilidades se encaminen hacia un fin positivo.

ALR: ¿Qué recuerda de esa época?

VES: Recuerdo con mucho cariño que mi compañero de partido, el poeta André Eloy Blanco, presidente de la Asamblea, me llamaba: “Honorable diputado de los responsorios, los preludios, las canciones y los madrigales”.

ALR: Maestro luego de caer la dictadura, es electo Senador por el estado Miranda a los 70 años de edad. ¿Cómo recibió ese nombramiento?

VES: Con sorpresa

ALR: Para usted, ¿Cuál ha sido el presidente más democrático?

VES: Sin duda Rómulo Gallegos

ALR: ¿Y el más antidemocrático?

VES: El que huyó en “la vaca sagrada, ¡el peor de “los tres cochinitos”!

ALR: ¿Cómo se comportó la dictadura con usted?

VES: A mí me molestaron mucho los espías

 


(El maestro Sojo es muy reservado con su vida privada y en la escuela no permitía mucho roce entre las señoritas y los jóvenes bajo su tutela. Mucho menos entre profesores y alumnas. Impensable. A este respecto el compositor Federico Ruiz comenta: “Recuerdo que el primer día de clases el maestro dijo”: “Yo estoy dando clases desde 1936 y en esa época no había promiscuidad entre las hembras y los varones, así que vamos a continuar así”).

(Pero hubo de pasar algo: En 1948, llega a la escuela una alumna de 30 años que es Poetisa. Por instancias de la chica, el maestro Sojo musicaliza uno de sus textos, “Paisaje”. La comunión entre poema y música enciende en los artistas la pasión y comienza el cortejo. Los paradigmas se revierten y el romance estalla).

 

ALR: Maestro Sojo podemos hablar de la poetisa Hilda Crouset, con quien usted…

VES: ¡No muchacho! ahora menos que nunca. Pierdo con rapidez la memoria. Mi mente está llena de confusiones, hasta me cuesta distinguir la música. Fíjate que el otro día escuchaba una Sinfonía de Mozart, delicada y espiritual como siempre, y yo pensaba que era ese bárbaro de Beethoven

ALR: ¿Qué recuerda de su relación con Hilda?

VES: Ella tenía 30 años y yo estaba cerca de cumplir los 61. Fue un amor imprevisto…

ALR: En la escuela se comentaba que usted andaba “enamoriscao”, pero nadie lo vio, nadie… Hasta que un día un alumno se los encontró de brazos en El Paraíso y cuando lo relató en la Escuela ¡aquello fue una bomba!

VES: Esas cosas casi ya no las recuerdo, han pasado muchos años… Nos casamos y el matrimonio duró poco. Teo Capriles y su esposa fueron los padrinos. Todo se hizo conforme a mi petición, en la más estricta intimidad.

ALR: La prensa hasta publicó una reseña de la separación, pero diez años después.

VES: Si, recuerdo que sacando información aquí, y jurungando por allá, armaron toda una novela.

ALR: Así es, y recuerdo que decía más o menos así: “Se divorció por un exceso de idealismo, quería que la dama siguiera viviendo tranquilamente en su casa y él visitarla como en sus tiempos de noviazgo. Todo hubiera podido ser posible pero sus discípulas lo adoran y la dama optó por separarse”.

VES: Cosas de la prensa, muchacho, ¡para vender, para vender!

ALR: Maestro en su libro versificaciones sale publicado un Soneto titulado “Ella”, que en una de sus cuartetas reza:

 

Un recuerdo florece en la memoria

Y el corazón solloza: Ella, tenía

El alma embalsamante de los lirios,

Y de la tarde azul la melodía

 

¿A quién se lo dedicó? A Edivigis, a Efigenia, a Hilda …?

VES: ¡No preguntes zoquetadas, muchacho el carrizo y cambiemos ya de tema!

ALR: Maestro, usted que desde la glorita eterna, donde se encuentra, lo mira todo y se le sigue considerando como el gran Patriarca de la música en Venezuela, ¿qué opina de esos ritmos actuales que se difunden en los medios de comunicación y por todas las redes Sociales, por ejemplo qué le parece el Reguetón, sería capaz de componer algo en ese ritmo tan de moda actualmente?

VES: Eso es basura, óigame bien muchacho, BASURA. Y yo no meto mis manos en la basura. Y alcánceme mi bastón porque ya es muy tarde y voy a dormir mi siesta. Que tenga buen día.

ALR: Una última cosa maestro y perdone tanta impertinencia. Usted cuando se casa por primera vez tiene 40 años y su esposa 21 y la segunda vez tiene 60 y su esposa 30. ¿Si hubiera vivido hasta los 90 años se habría buscado una de 45?

VES: No me dieron tiempo muchacho sinvergüenza, no me dieron tiempo.

ALR: Muchas gracias por su tiempo Maestro. Nos estamos viendo y siga cuidando desde la Eternidad nuestra memoria musical.


FIN de la Entrevista

                  

 


Hemos tratado de penetrar en el espíritu del maestro Sojo, en su impecable trayectoria, en sus apegos y sus afectos y en sus intimidades.  

El camino por donde se orientó su vida, estuvo lleno de paisajes bucólicos y de no pocos obstáculos que fue sorteando uno a uno a lo largo de su dilatada experiencia.

Cuando marcha “a pie”, desde su Guatire natal hasta la capital de la República, el pueblo se queda atrás, pero el pueblo lo llevó consigo siempre y de allí ese gran trabajo recopilando y armonizando los cantos populares que traía en su memoria multi-sonora y llena de melancolías.

Es por ello que en sus composiciones de carácter religiosas y llenas del misticismo de sus creencias y gran fe, la expresión popular de lo que en las calles se entonaba, también se dejan oír y se elevan con la realización de su obra litúrgica.

Como dijera el poeta José Vicente Abreu, quien lo biografió: “Pareciera que para Sojo la condición más pura del hombre se da en la mística… Y el sacrificio que más conoce y admira se da en su religión, en un intento por comprenderse y comprender a los demás en el puro amor, en la pura bondad, en la conquista de algo distinto a lo que se da y se le promete en la tierra”.

 

 

Alexander Lugo Rodríguez

10/08/2021


El maestro Vicente Emilio Sojo falleció en Instituto Clínico de La Florida, en Caracas, un 11 de agosto de 1974 a los 87 años de su edad. Su muerte se constituye en duelo nacional.


3 comentarios:

  1. Excelente artículo de ese gran Maestro Vicente E. Sojo. Gracias por leirarnos una vez más con tan maravillosas historias.

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  2. Excelente artículo de ese gran Maestro Vicente E. Sojo. Gracias por deleitarnos una vez más con tan maravillosas historias.

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  3. Muy buen trabajo, amigo Alexander. Te felicito por la creatividad con la que plasmaste las ideas del maestro de maestros y sus vivencias con la música.

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