sábado, 4 de septiembre de 2021

50 AÑOS DEL CANCIONERO MUSICAL VENEZOLANO Por Alexander Lugo

 


Este libro representa un valioso esfuerzo de investigación y divulgación de nuestros cantos y melodías populares por parte de su autor el Sacerdote Jesuita José Martínez Terrero, personaje hoy olvidado de nuestra historia musical. Reúne en él, las canciones folklóricas, populares y patrióticas más conocidas en el país. En donde se presentan “ritmos venezolanos y sólo ellos. Ha sido espigado del rico material repartido a lo largo de los caminos venezolanos”.

Esta colección de cantos venezolanos fue realizada entre 1958 y 1961 y según se nos presenta en la página preliminar de su tercera edición, septiembre de 1973: “Va especialmente dirigida a los planteles educacionales del país, para que nuestros muchachos y jóvenes sepan cómo canta Venezuela. En estas canciones despunta el alma popular, su identidad y sus valores más esenciales. La patria venezolana se encuentra así misma en estas manifestaciones culturales, porque los aires nacionales son expresión de la conciencia nacional”.

De esta manera, clara y categórica, se presentan los cien cantos que comportan el Cancionero, –tal como se muestra en el diseño de la portada en forma de un cuatro venezolano constituido por los géneros quizás más representativos del país: Vals – Joropo – Merengue-.

En el Cancionero aparecen piezas musicales de diferentes géneros, que junto con los valses, joropos y merengues que se anuncian en el título, contiene: Himnos, Marchas, Danzas, Pasillos, Bambucos, Galerones, Boleras, Serenatas, Canciones, Guasas, Golpes (El Totumo de Guarenas, Río Manzanares y Zumba que Zumba), Corríos, Pasajes, Tonadas, Coplas, Orquídea, Polos, Golpe y Estribillo, Golpe Tocuyano y Diversiones Orientales. En fin, casi la totalidad de los variadísimos ritmos de nuestra música venezolana. De las cien piezas que lo conforman, veinticinco son valses, dieciséis joropos y una decena merengues.

Editado por el Centro de Comunicación Social “Jesús María Pellín”, institución de carácter religiosa que presentó una serie de Producciones editoriales. De los trabajos del S.J. Martínez Terrero, destacan los publicados en el año 1972: Cancionero Musical Venezolano vol. I (letras), recopilación de 100 piezas musicales de carácter folklórico y popular. Cancionero Musical Venezolano vol. I (música y letras). Ídem. Cantos de Navidad (letras), recopilación de 98 aguinaldos venezolanos a lo divino y de parranda, con cantos navideños de otros estilos. Cantos de Navidad (música y letras) con 32 arreglos polifónicos. Ídem. Cantos de Juventud: (música y letras), recopilación de 173 piezas de música religiosa moderna y canciones mensajes. Caracas, 1972.

Para la fecha de la colección de los cantos (1958-1961) la mayoría de ellos estaban aún inéditas. Tal como se apunta en la presentación: “Aquí reside quizás el valor técnico y de investigación de la presente colección. En algunos casos dichas transcripciones fueron facilitadas por sus mismos autores. En otros muchos fue necesario hacer la transcripción musical, pues sólo existía en disco o en la boca del pueblo…”.

Según nuestra propia experiencia como músico podemos señalar que el valse venezolano es el tipo de pieza musical que a la primera lectura de la partitura o imitación auditiva, parece el más sencillo de interpretar de los variados y complejos géneros de la música venezolana. En muchos casos –cuando existe la partitura- no se escribe la totalidad del entramado musical que desea un compositor, puesto que el ejecutante, según sus destrezas y gusto estético, lo va desarrollando, o más bien, reelaborando constantemente. Así lo señala Mariantonia Palacios: “el compositor anota únicamente la melodía, porque asume que el ejecutante hará el resto por fantasía”. Se refiere la profesora Palacios a la ‘fantasía’ de la “guataca” que es imprescindible para un músico completo. De la misma forma apunta el maestro Alirio Díaz: 

Al examinar la obra (se refiere a la partitura de El Diablo Suelto), observamos algunas diferencias entre la música impresa y la que todos conocemos de oídas. Las diferencias comprueban (…) que eran una parte del autor que los creaba y otra, del ejecutante que los recreaba.

 

La ejecución de las primeras piezas que interpreté en mi formación como músico, lo hice con la mandolina, instrumento que aprendí a ejecutar de forma autodidacta -aunque ya leía música en el pentagrama- esas primeras ejecuciones que hacía de los valses, joropos y merengues venezolanos, las realicé del famoso Cancionero Musical Venezolano, el cual contenía sus piezas musicales escritas en la partitura con su forma básica.

Los valses desde el punto de vista del “canto”, que era lo que yo ejecutaba con la mandolina, -un instrumento meramente melódico- eran más sencillos que los merengues y los joropos que también aparecían, así que me fui familiarizando con los valses compilados en ese libro: Cómo llora una Estrella de Antonio Carrillo, Flor de Loto de Juan de Dios Galavís, Valencia de Juan Vicente Torrealba, Brumas del Mar de Balbino García, El Ausente de Alfredo Escalante, Flores de Galipán de Juan Ávila, Frente al Mar de Eduardo Serrano, entre muchos otros.

Otro valor que encontré en el Cancionero, y que desde el principio me fascinó, fue el aporte musicológico sustentado en las reseñas que acompañan a varios de los temas musicales. A mi modo de ver son verdaderas descripciones etnográficas y peculiares aportes de las obras y sus creadores. Veamos esta selección:

En la presentación del Polo Margariteño “El Marino” –recopilado por Dámaso García- se lee: “La devoción de la Virgen del Valle está hondamente enraizada en el pueblo margariteño. Está tan metida en el alma oriental, que continuamente aparece su nombre en las canciones populares”.

Con relación al trabajo de investigación de Francisco Carreño, se señala en la reseña del Zumba que Zumba: “músico y folklorista de valía y espíritu emprendedor. Se ha dedicado a compilar melodías, danzas y ritmos de nuestro folklore, antes casi olvidadas y que ahora pertenecen, gracias a él, al repertorio familiar del pueblo venezolano”. Importante nota de un casi olvidado investigador y colector de cantos y danzas tradicionales.

De Juan Vicente Torrealba destaca el Cancionero que: “es un auténtico llanero”. Y que su conjunto ‘Los Torrealberos’ ha difundido por el mundo la música prístina de la llanura venezolana “todo caminos, como la esperanza; toda horizonte, como la voluntad”. Cita directa de Don Rómulo Gallegos en su “Doña Bárbara”.

Del autor del joropo “Por el Camino”, nos dirá: “Un negrito dulce con el pelo apurao, que pone un poco de amor en cada cosa es José Reyna. Nace en Caracas el 26 de septiembre de 1908”. Al reseñar el joropo “Josefina” leemos: “El compositor de los 500 éxitos, Lorenzo Herrera (padre), se divierte en toda clase de ritmos, su figura se perfila entre los antiguos ‘cañoneros’, músicos de parroquia que alegraban las fiestas de las barriadas caraqueñas”.

Del autor de “El Totumo de Guarenas” se nos informa: “Benito Canónico nació en Guarenas el 3 de enero de 1894. El Totumo de Guarenas es la pieza musical que más celebridad le ha dado… El mismo cuenta que la compuso con motivo del triunfo deportivo obtenido en Cuba por su hijo Daniel, el pelotero ‘Chino’ Canónico”.

Del vals de Ángel Landaeta “Adiós, a Ocumare” se reseña: “Esta canción se compuso al trasladarse la capital del estado Miranda desde Petare a Ocumare del Tuy. El sentido del título es: Adiós, nos vamos a Ocumare”. Del autor de “Barlovento” nos dice: “Eduardo Serrano es una figura prominente de la música nacional. Nació en Caracas el 14 de febrero de 1912. Fiel a los orígenes de la música popular y leal a su compromiso con los principios del oficio, crea un vastísimo catálogo integrado por toda clase de aires de la más legítima procedencia popular”.

Otro olvidado músico que nos trae valiosa información El Cancionero, es el autor de Dama Antañona: “Francisco de Paula Aguirre cierra el último capítulo de nuestro movimiento popular de música romántica. Profesor de piano y violín, dirige también orquestas y bandas. Y en el aire fresco y crepuscular del jueves 27 de julio de 1939 le sorprende la muerte mientras dirige la cotidiana retreta en la Plaza de la Pastora”.

En el merengue Chucho y Ceferina se puede leer de su autora: “Conny Méndez, escritora y poetisa, comenzó a componer sus canciones por amor a Venezuela. Dice ella que oyendo a sus compatriotas renegar de la tierra, quiso hacerles comprender, cantando, lo que esa tierra valía”.

Veamos el bello escrito sobre el maestro Sojo –a pocos años de su muerte- en el encabezado de una de sus recopilaciones, la ‘Serenata’ Esta Noche Serena: “Vicente Emilio Sojo es el hombre a quien más le debe la música venezolana. Nace el 8 de diciembre en Guatire, ciudad mirandina de profundo sabor folklórico (…). Por lo que respecta a la música popular, el Profesor Sojo ha sido el primero en sacar a la luz, con fines pedagógicos, la canción del pueblo. Ha recopilado cientos de canciones de los siglos XVIII y XIX. Las ha transcrito y armonizado, conservando las particularidades de cada estilo”.

Cerremos estas consideraciones con la reseña del Alma Llanera, donde se cita la referencia que hace de este tema Alberto A. Sánchez:

“Es el segundo himno nacional. El más vibrante joropo venezolano y el que mejor retrata el alma típica de nuestro pueblo por su vertiginosa cadencia, por su ritmo bravío y ágil, por su explosión regocijada y vehemente que como un cascabeleo comunica intensa alegría al espíritu…” “Ciertamente todo venezolano ama, llora, canta y sueña… con Alma Llanera”.

Gracias a este fabuloso libro fui conociendo un repertorio de piezas venezolanas muy sencillas y a la vez muy bellas. Además de la letra y de las notas musicales en el pentagrama, en el cancionero se incluían los acordes para el acompañamiento, bien sea con el cuatro, la guitarra, u otro instrumento armónico. Ese acercamiento a la música venezolana escrita a partir de la interpretación de estos valses, merengues, joropos… tuvo un significado muy pedagógico en mi formación musical y por qué no decirlo, de amor a lo venezolano.

 

 

Alexander Lugo Rodríguez

4 de septiembre de 2021






2 comentarios:

  1. Excelente blog Profe. Dice cosas de la música venezolana que casi ninguno de nosotros conoce. Solo una observación ¿Por qué no cuelga también las canciones? Si tienes problemas para subir música al blog yo me pongo a sus órdenes ¿le parece?
    Saludos desde Brasil

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  2. Muchas gracias Alí. Voy a tomar en cuenta tu propuesta. Pásame al correo musicalex2021@gmail.com tus datosy cualquier otra información valiosa.Por alli nos comunicamos. Un abraxo!

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